jueves, 3 de noviembre de 2011

Un poco de sentido del humor

Tomar la menopausia con sentido del humor es algo muy recomendable. Ya verán que se cumple aquello de “bienaventurados los que se ríen de sí mismo porque reirán toda la vida!”
Este texto de Gabriela Acher sobre la menopausia que pertenece a su libro “El amor en los tiempos del colesterol”, es una buena manera de reir y de vencer tabúes. ¡Qué lo disfruten!
Por Gabriela Acher: Para empeorar mejor
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Querida Gabriela: Me animo a escribirte esta carta a vos, porque me parece que somos de la misma edad, pero a vos todavía te queda ganas de reírte. Pronto voy a cumplir 50 años. Escucho la cifra y me da como un escalofrío.
Cuando yo era chica, una mujer de 50 años era una anciana, pero, por suerte, ahora ¡es peor!…. ¡Ahora sos anciana a los 30!
Entonces siento que tengo que oponer alguna resistencia antes de que la fuerza de gravedad se apodere definitivamente de mi cuerpo y me hunda para siempre.
Y no hablo de estar linda, ¿eh?… ¡No! ¡De estar sana! De ver, oír, caminar, conservar las fundas, peinarse sin quedarse pelada.
Lo oftalmológico me está volviendo loca. La presbicia me corrigió la miopía pero no el astigmatismo. Los dientes se me mueven porque se reabsorbieron las raíces, me atacó la celulitis en los huesos, pelo me queda poco, y ando de médico en médico para parar todo lo que se me cae.
¿Te diste cuenta, Gabriela, de que con los años todo se cae?… ¿Menos las encías que se levantan?. Todas mis amigas me dicen que viva en el “aquí y ahora” pero yo en lo único que pienso es en el futuro.
Negro.
Hago dieta, gimnasia, tai chi y rezo. Decíme la verdad, ¿vale la pena hacer tanto esfuerzo? Y si es así… ¿Para qué?
Me gustaría unirme a algún grupo de menopáusicas, pero no sé si existen, o sólo son un producto de mi imaginación. Gabriela… ¿qué hacer?
Yo sé que la menopausia es sólo una etapa de la vida… Pero… Decíme la verdad… ¿A esto se le puede llamar vida?
Menopáusica Trastornada
Respuesta:
Querida Menopáusica:
Tu desgarrador testimonio me llegó al corazón, y no te quiero mentir ni un poquito.
Quiero decirte que sí, que a los 50 años, si hacés gimnasia, una dieta estricta, un retoque de cirugía aquí y allá, una constante visita a la peluquería, tenés un excelente dentista, una buena dermatóloga, un ginecólogo de confianza, un traumatólogo consciente, un oftalmólogo aggiornado, una buena profesora de yoga, tomás vitaminas, hacés caminatas y tenés el mejor analista… podés estar bien. Pero quedás muerta.
Estás fenómena pero te lleva todo el tiempo de tu vida. Si verdaderamente te lo proponés y tenés una voluntad de hierro, podés alargar tu vida.
Lo que no sé si te van a quedar son ganas de vivir.
Pero no tenemos que dejar que eso nos detenga. ¡Por supuesto que es importante hacer el esfuerzo! ¿Para qué?…
¡Para empeorar mejor!
Y yo creo que hay algo muy importante para destacar de esta etapa de la vida, que nadie reconoce lo suficiente: Y es que – a los 50 – ya no estamos solas.
¡Estamos rodeadas de profesionales! Tenemos tantos médicos de cabecera que vamos a tener que agrandar la cama.
Le pregunté a mi amiga Liliana Mizrahi, porque sé que ella había pensado en formar grupos de menopáusicas, y me informó acerca de éstos que parecen muy recomendables.
Uno de ellos es el UM: Ultra Menopáusicas. Son mujeres muy orgullosas y exhiben sus síntomas. No se abanican los calores. Exigen que les abran las ventanas y si no las rompen a sillazos. Cuando lloran toman vino tinto y cantan “Uno”:
“Si yo tuviera menstruación… La misma que perdí… Si yo pudiera como ayer. Ovular y presentir… Es posible que a tus ojos que me miran Sin cariño los cerrara con desprecio…” etc, etc.
No controlan sus emociones. Se pelean con los colectiveros, les pegan a los maridos… son la vanguardia menopáusica.
Luego está MOMO, que es la sigla por Menopáusicas Optimistas. MO– MO. Lo dicen dos veces para creérselo.
Es un grupo brasileño y se constituyeron como “escola do samba”. En el último carnaval cantaban: “Menopausia maravillosa, llena de encantos mil, Calores de minho corpo, Corazón de meu Brasil.”
También está MAMA, que es la sigla de Menopáusicas Amnésicas: MA- MA. Lo dicen dos veces para acordarse.
El único problema con este grupo es que no pueden reunirse nunca, porque se olvidan la fecha, el lugar, los objetivos y las tareas.
Y, por último está el REMA que es un Remolque para Menopáusica Apáticas. Si te quedás estancada en algún lugar, te vienen a buscar y te remolcan hasta tu casa.
Querida amiga, el temor que le tenemos a la palabra menopausia es absolutamente injustificado, ya que – al tener plena conciencia de lo que nos espera – podemos pasar instantáneamente a un estado de gracia.
Nos volvemos Zen.
No sólo vamos a vivir en el “Aquí y ahora” sino más bien en el “Ahora o nunca”.
Con amor, Gabriela

lunes, 31 de octubre de 2011

Dos entrañables renglones torcidos de Dios

Critica de Alejandro Reche Selas
" La locura se puede abordar de muchas maneras diferentes, por eso tomo las palabras de la novela de Torcuato Luca de Tena para hablar de "Elling" ya que ambos títulos tratan el mencionado tema con la sensibilidad suficiente para despertar en el lector/espectador sonrisas y lágrimas.
El director Andrés Lima, que ya estuvo en el Teatro Lope de Vega con una versión arriesgada y transgresora de ‘Tito Andrónico’, de William Shakespeare, ha vuelto con una pieza peculiar por diversos motivos. Uno porque se trata de una obra basada en una novela del escritor Invar Ambjornsen, autor noruego desconocido por estas latitudes ya que de este país el público suele tener como referencia a su compatriota Henrik Ibsen, autor clave del teatro del siglo XIX, gracias sobre todo a ‘Casa de muñecas’, obra de la que se vio una versión en este teatro de la mano de Silvia Marsó el año pasado bajo la dirección de Amelia Ochandiano.
En segundo lugar, los actores hacen un trabajo soberbio porque saben mostrarse comedidos o excesivos, debido a su condición, no en vano son dos hombres recién salidos de un manicomio.
Por un lado, Carmelo Gómez demuestra una enorme versatilidad ya que, en lo que a teatro se refiere encarnó hace más de una década al atormentado Brick de ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’ de Tennessee Williams y a un alcohólico en ‘Días de vino y rosas’. de J. P. Miller , más recientemente.
En esta ocasión Gómez se muestra vulnerable y desmadrado a la vez, mientras que Javier Gutiérrez está genial y muestra su lado más animal y primario. Finalmente Rebeca Montero y Chema Adeva dan muestras de una gran calidad interpretativa al encarnar a varios personajes muy diferentes entre sí a lo largo de la función.
La puesta en escena es sencilla: un cuadrado en el que caben dos camas, una mesa, una radio y un indispensable teléfono. Mientras, la música romántica interpretada en directo contribuye a envolver al público en un mundo donde la locura, los sentimientos y, sobre todo, la amistad afloran con fuerza haciendo que el público se ría en determinados momentos y sienta ternura por la pareja protagonista en otros. En resumen, Andrés Lima consigue dar un salto al vacío del que sale bien parado gracias a unos actores que muestran el lado más tierno de la locura.
La locura se puede abordar de muchas maneras diferentes, por eso tomo las palabras de la novela de Torcuato Luca de Tena para hablar de "Elling" ya que ambos títulos tratan el mencionado tema con la sensibilidad suficiente para despertar en el lector/espectador sonrisas y lágrimas.
El director Andrés Lima, que ya estuvo en el Teatro Lope de Vega con una versión arriesgada y transgresora de ‘Tito Andrónico’, de William Shakespeare, ha vuelto con una pieza peculiar por diversos motivos. Uno porque se trata de una obra basada en una novela del escritor Invar Ambjornsen, autor noruego desconocido por estas latitudes ya que de este país el público suele tener como referencia a su compatriota Henrik Ibsen, autor clave del teatro del siglo XIX, gracias sobre todo a ‘Casa de muñecas’, obra de la que se vio una versión en este teatro de la mano de Silvia Marsó el año pasado bajo la dirección de Amelia Ochandiano.
En segundo lugar, los actores hacen un trabajo soberbio porque saben mostrarse comedidos o excesivos, debido a su condición, no en vano son dos hombres recién salidos de un manicomio.
Por un lado, Carmelo Gómez demuestra una enorme versatilidad ya que, en lo que a teatro se refiere encarnó hace más de una década al atormentado Brick de ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’ de Tennessee Williams y a un alcohólico en ‘Días de vino y rosas’. de J. P. Miller , más recientemente.
En esta ocasión Gómez se muestra vulnerable y desmadrado a la vez, mientras que Javier Gutiérrez está genial y muestra su lado más animal y primario. Finalmente Rebeca Montero y Chema Adeva dan muestras de una gran calidad interpretativa al encarnar a varios personajes muy diferentes entre sí a lo largo de la función.
La puesta en escena es sencilla: un cuadrado en el que caben dos camas, una mesa, una radio y un indispensable teléfono. Mientras, la música romántica interpretada en directo contribuye a envolver al público en un mundo donde la locura, los sentimientos y, sobre todo, la amistad afloran con fuerza haciendo que el público se ría en determinados momentos y sienta ternura por la pareja protagonista en otros. En resumen, Andrés Lima consigue dar un salto al vacío del que sale bien parado gracias a unos actores que muestran el lado más tierno de la locura.
La locura se puede abordar de muchas maneras diferentes, por eso tomo las palabras de la novela de Torcuato Luca de Tena para hablar de "Elling" ya que ambos títulos tratan el mencionado tema con la sensibilidad suficiente para despertar en el lector/espectador sonrisas y lágrimas.
El director Andrés Lima, que ya estuvo en el Teatro Lope de Vega con una versión arriesgada y transgresora de ‘Tito Andrónico’, de William Shakespeare, ha vuelto con una pieza peculiar por diversos motivos. Uno porque se trata de una obra basada en una novela del escritor Invar Ambjornsen, autor noruego desconocido por estas latitudes ya que de este país el público suele tener como referencia a su compatriota Henrik Ibsen, autor clave del teatro del siglo XIX, gracias sobre todo a ‘Casa de muñecas’, obra de la que se vio una versión en este teatro de la mano de Silvia Marsó el año pasado bajo la dirección de Amelia Ochandiano.
En segundo lugar, los actores hacen un trabajo soberbio porque saben mostrarse comedidos o excesivos, debido a su condición, no en vano son dos hombres recién salidos de un manicomio.
Por un lado, Carmelo Gómez demuestra una enorme versatilidad ya que, en lo que a teatro se refiere encarnó hace más de una década al atormentado Brick de ‘La gata sobre el tejado de zinc caliente’ de Tennessee Williams y a un alcohólico en ‘Días de vino y rosas’. de J. P. Miller , más recientemente.
En esta ocasión Gómez se muestra vulnerable y desmadrado a la vez, mientras que Javier Gutiérrez está genial y muestra su lado más animal y primario. Finalmente Rebeca Montero y Chema Adeva dan muestras de una gran calidad interpretativa al encarnar a varios personajes muy diferentes entre sí a lo largo de la función.
La puesta en escena es sencilla: un cuadrado en el que caben dos camas, una mesa, una radio y un indispensable teléfono. Mientras, la música romántica interpretada en directo contribuye a envolver al público en un mundo donde la locura, los sentimientos y, sobre todo, la amistad afloran con fuerza haciendo que el público se ría en determinados momentos y sienta ternura por la pareja protagonista en otros. En resumen, Andrés Lima consigue dar un salto al vacío del que sale bien parado gracias a unos actores que muestran el lado más tierno de la locura. "