viernes, 2 de noviembre de 2007

LECTORAS CON ARTE... NOVIEMBRE. Degas

Estimadas bloggeras:

Parece que el otoño os ha vuelto más reservadas, o quizás más perezosas, y que después de la reunión, en la que volcásteis todas vuestras energías, necesitáis unas vacaciones del blog. O a lo mejor estáis tan entusiasmadas renovando vuestro fondo de armario que no tenéis tiempo para conectaros.


Pero yo no me resigno, soy peleona, y os echo de menos.


Hoy, tras la última mirada infructuosa, he tomado la decisión de echar más leña al fuego, a ver si revive y vuelven las llamas y las brasas a calentar esta fría página.
He adelantado la colocación de este cuadro, que tenía pensado para noviembre, para ver si anima vuestra inspiración y mis ansias de escucharos.


La elección ha sido "Mary Cassatt en el Museo del Louvre" del pintor Edgar Degas.



Para poneros un poco en situación os cuento algunas cosillas:


A finales del siglo XIX unos pintores jóvenes y revolucionarios que vivían en París, rompen con el academicismo y crean el Salón de los Independientes; empieza con ellos nuestra actual concepción del artista bohemio, sin mecenas, que se muere de hambre en pos de su libertad creativa. Son llamados Impresionistas, porque lo que querían con sus obras no era reproducir fielmente la realidad, sino que el espectador captara la "impresión visual". Seguro que conocéis a muchos de ellos, como Monet, Degas o Renoir, pero no sé si sabéis que en ese grupo también había dos mujeres: Mary Cassat y Berthe Morisot. Las dos, además, aparecen como modelos en muchos de los cuadros de sus compañeros de generación.



Mary Cassatt (1844-1926), nació en Pensilvania en una familia adinerada, y entró en el círculo impresionista durante un viaje a Francia, donde se quedó a vivir permanentemente. Nunca se casó.


Tuvo una estrecha amistad con Degas y, de hecho, la crítica les atribuye los mismos calificativos a la obra de cada uno, aunque, mientras Degas hizo del ballet uno de sus temas predilectos, Mary hizo de su familia una galería de modelos, los convenció de cambiar la residencia familiar a París y logró que ayudaran financieramente a sus colegas.


Cuando vio por primera vez la obra al pastel de Edgar Degas en el escaparate de una galería de arte, supo que no estaba sola. En una carta a un amigo escribió: "Solía aplastar mi nariz contra las ventanas para absorber todo lo que podía de su arte... Cambió mi vida, desde entonces pude ver al arte del modo que siempre quise verlo". En 1874 lo conoció, y él la invitó a exhibir su trabajo con los impresionistas, lo que ocurrió en 1879. Poco después de su triunfo con los impresionistas, Cassat dejo la pintura para hacerse cargo de su madre y hermana, que enfermaron tras mudarse a París en 1877. Su hermana murió en 1882, pero su madre recuperó la salud, por lo que Mary retomó la pintura a mediados de 1880. Permaneció unida a este círculo hasta 1886, sin embargo su amistad con Degas no se disolvió.

Pocos artistas muestran las contradicciones de su tiempo de la misma manera que Edgar Degas; participó en las exposiciones impresionistas aunque criticó los principios básicos de este movimiento; se inspiró en los maestros del pasado y sus escenas rebosan modernidad; defendía la línea sobre el color y fue uno de los mejores coloristas del momento. Odiaba los honores oficiales y quería triunfar. Es uno de los grandes genios del siglo XIX.

Nace en París en 1834, de una familia rica también. Sus temas preferidos son las escenas de ballet, los cafés, las bañistas o las planchadoras.

Cuando muere su padre, en 1874, descubre la mala situación económica por la que atravesaba la familia, y tuvo que vender sus cuadros para poder vivir por primera vez. Su fama empezó a crecer en la década de los setenta, pero se fue convirtiendo en un personaje solitario, dejando de exponer con otros artistas y de exhibir sus obras al público. Se muestra como un hombre amargado, de mal carácter, misógino y arrogante.

Es uno de los maestros en la técnica del pastel, perfeccionándolo durante años. Su colorido sería cada vez más sugerente, realizando obras de especial delicadeza. Destacó también en la escultura, realizando numerosas estatuas de caballos, bailarinas o bañistas desnudas.
Su carácter se hace cada vez más agrio, mostrando de manera abierta sus prejuicios sociales, criticando la democracia y la educación de las clases trabajadoras. Deja de trabajar a partir de 1912 y se dedica al coleccionismo de obras de arte, entre las que hay muchas de su alumna Mary Cassatt. Sus últimos meses los pasó postrado en la cama, falleciendo en 1917 en París.

9 comentarios:

Maria-Norte dijo...

No se que sería de nosotras sin tus aportaciones Cristina. me ha encantado el cuadro, no conocía esta epoca de Degas y tus apintes históricos, están geniales y nos culturizan.
Dices que el blog está, poco movido, pero ¿te has fijado en el número de visitas?, es impresionante.
Un beso y espero coincidir pronto en el chat.

pepa dijo...

No te desesperes cristina, miro el blog todos los días pero "no me sale escribir".
Este finde estoy de canguro y tengo q cuidar a 5 niños (2 mios+3 prestados), asi q los he puesto delante del cuadro propuesto y estos son los comentarios:
David (5 años):"la mujer está hablando de un corazón y le regaló un corazón a la otra mujer"
María (9 años):"la mujer sentada se compra un libro sobre los cuadros del museo y le dice a la otra mujer q vaya a ver el cuadro de la Mona Lisa y la otra mujer hace un comentario sobre el cuadro q han visto...y dice María...mami y ya el comentario lo haces tu"

pepa dijo...

Sigo:
Julia (3 años): "hay una mujer y despues hay otra...y ya esta"
Carlos (7 años): "dos señoras están en un museo y vieron un cuadro muy bonito y lo querían compra, pero como no estaba en vento pues solo lo miraban"
Pepe (6 años): "había una mujer sentada leyendo un cuento y paso una mujer que le daba pena de la mujer sentada y dejo de mirarla"
¿Os gusta? ¡vamos a tener q meter en el blog a los niños pq quieren comentar mas y además están hasta peleandose con sus comentarios¡ Mi hijo el mas bruto dice q la del paraguas le va a dar en la cabeza a la que esta leyendo...

Cristina dijo...

Pepa, me encanta que las nuevas generaciones participen del blog, y vean cosas que nunca veríamos nosotras (qué imaginación lo del corazón...)

Cristina dijo...

Marta y Lucía (7 años) dicen: "Una señora está intentando leer un libro pero mira a otra señora porque es muy guapa y educada, y sabemos que es muy guapa porque la ha visto de frente cuando ha pasado por delante"

Cristina dijo...

Mi marido es detective. Ahora está investigando un caso, un hombre sospecha que su mujer le engaña. Hoy me ha pedido que la siga yo. A veces lo hace porque dice que paso más desapercibida, y a mí me gusta hacerlo, así salgo de mi rutina y por un rato hago cosas que nunca haría.

Ella es muy guapa y elegante, imagino que siendo así será fácil tener amantes. Camina por las calles como si fueran suyas. Se ha metido en el Museo y he imaginado que se iba a encontrar con él en una de las salas. En la entrada nos dieron una guía, pero ella la rechazó, lo cual me pareció sospechoso.

Se nota que no es la primera vez que viene, porque ni siquiera mira a los lados, parece que sabe dónde va. Yo, que nunca había entrado, con la de años que hace que vivo en París, estaba tan impresionada con la cantidad de cuadros que hay colgados, unos encima de otros, que casi la pierdo en un pasillo.

Recorrió las salas sin prestar atención a nada, y de pronto se paró en seco. Yo, para disimular, me senté en un banco detrás de ella y me he escondido leyendo la guía.

Es más bonita que todos los cuadros que hay en las paredes, apoyada en su paraguas con tanta elegancia que me sentí vulgar. No ha notado mi presencia porque está como hipnotizada, y eso que el cuadro no es especialmente bonito, es más bien raro, todo lleno de manchas azules. Pero ella parece entenderlo, y así ha estado, como aprendiéndoselo de memoria, mucho tiempo. Luego se ha colocado el paraguas bajo el brazo y se ha ido con la misma seguridad.

Yo me he quedado un rato más, y he mirado el cuadro por si podía adivinar qué es lo que tanto la embelesaba, pero no he visto más que muchas manchas azules.

¿Será su amante el pintor?

Adela dijo...

Siempre soñe q te encontraria alli.Pero cuando llegue no supe saber si la figura q descansaba sobre el paraguas eras tu,enigmatica,frivola,presentuosa o simplemente eras la q sobre un banco se tapaba la cara en señal de no se que.El enigma llego a confundirme de tl forma q decidi retirarme.Me gustasteis las dos pero yo no estaba preparado para un encuentro asi;yo tenia mi sueño y con el me quise quedar para siempre.

Anónimo dijo...

Pilar dijo:
Añorar. Añorar la juventud, tersa, ya perdida. Desprenderse de la ropa, orgullosa de su cuerpo. Su desnudez impoluta, moldeada, arrogante. Sobrada. Se fue la primavera de ese cuerpo dejando indiferencia. La indeferencia de los otros, contagiados por el tiempo.
Otro cuerpo joven que posa descarado frente a un artista soberbio con el tiempo. El tiempo de los otros, que los pinceles no entiendes de despojos ajenos.
Otro cuerpo que, de pronto, pasa por delante; ajustado, insinuante; feliz de ver su belleza colgada en un museo. Marrón. Marrón el traje de la joven, marrón como su tiempo. El tiempo de la otra, la que un un día fue modelo. Se cubre con un libro. Invisible ya del todo la que un día fue, y durante mucho tiempo, idolatrada por su cuerpo. El tiempo, el único con derecho a ser soberbio.

Maria-Norte dijo...

Era la primera vez q salía sola del pueblo. Estoy aquí ocultando mi timidez con este libro en el museo d la gran ciudad. Echo d menos a mi gente, nunca creí q sentirse sola dolería tanto. Me habían llegado noticias de que una excursion de mi aldea iba a venir al museo y decidí ir, no por las pinturas, sinó por la necesidad de encontrar a alguien, de saludar a alguien, en esta ciudad no había nadie, a quien yo, siquiera pudiera decir "hasta luego" y eso meinquietaba, me producía una tristeza desconocida para mí, y pensaba que allí vería alguna cara conocida, alguien que me reconociera y que yo pudiera ver en su mirada que yo era alguien, que venía de algún sitio, que tenía mi hogar en otro lugar. Pero, oh destino¡, tuviste que ser tú la única persona que apareció en el museo, la única mujer de mi pueblo, con la que yo no había hablado nunca, engreída, ni siquiera me miraste, no viste a una chica de tu pueblo que solo estaba allí para recibir un "hasta luego"