miércoles, 2 de enero de 2008

LECTORAS CON ARTE... ENERO. Millais

Ya está bien!!

Va siendo hora de que abandonéis esa frívola vida en la que os habéis sumergido, cultivando sólo los placeres más mundanos y la gula desenfrenada, sacudiros de encima los confetis y las serpentinas, guardad en la despensa por un rato los turrones y los mantecados, que sólo os traerán quebraderos de cabeza cuando os enfrentéis a la báscula y a vuestra marchita cuenta corriente.

Ejercitad por unos momentos otros sentidos, como la vista, observando con atención esta obra que pongo ante vuestros ojos, los pobres ya tan acostumbrados al espumillón y a los chillones colores de los papás noeles y los adornos que decoran nuestros hogares, que os veo entrecerrando los ojos para acostumbraros a esta nueva gama. Y el tacto, moviendo un poco esos pobres dedos, tan arañados por las patas de las cigalas y las gambas, para recuperar la velocidad perdida en el teclado del ordenador.

Abandonad la ajetreada vida social, para buscar en lo más íntimo de vuestras mentes qué os sugiere este cuadro de la Tate Gallery de Londres, pintado por Millais en 1865, y que he escogido al tener relación con las cartas. Se llama “Confía en mí”.

John Everett Millais (Southampton, Reino Unido, 1829–1896), pintor e ilustrador británico, fue uno de los miembros fundadores de la Hermandad Prerrafaelita, movimiento que rechazaba el arte académico predominante en la Inglaterra del siglo XIX, y propugnaba el regreso al detallismo minucioso y al luminoso colorido de los primitivos italianos y flamencos, anteriores a Rafael (de ahí el nombre del grupo), a los que consideraban más auténticos.

Su prodigioso talento para el arte le valió una plaza en la escuela de la Royal Academy con sólo 11 años. Allí conoció a William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti, con los que fundó la Hermandad Prerrafaelita en 1848.
Sus obras prestan gran atención por los detalles, destacando a menudo la belleza y complejidad del mundo natural. Su obra más conocida es Ofelia (1852), en la que creó superficies pictóricas densamente elaboradas basándose en la integración de elementos de la naturaleza. Este procedimiento ha sido descrito como una especie de "ecosistema pictórico", y fue promovido por el crítico John Ruskin, que defendió a los prerrafaelitas. Por su amistad con Ruskin, Millais conoció a la esposa de éste, Effie Gray, que posó para alguno de sus cuadros. Terminaron enamorándose, y en 1856, tras conseguir ella la anulación de su matrimonio con Ruskin, contrajeron matrimonio.

Tras su matrimonio, Millais cambió su estilo de pintura, haciéndolo más comercial y asequible, lo que Ruskin calificó de "una catástrofe". Según algunos, los motivos de este cambio se encuentran en la necesidad de aumentar sus ingresos para mantener a su creciente familia. Antiguos correligionarios de Millais, como William Morris, lo acusaron de venderse para conseguir dinero y popularidad. Sus admiradores, en cambio, vieron en el cambio de su pintura la influencia de Whistler y del impresionismo. Millais explicó su cambio de estilo como consecuencia de su evolución como artista, que le permitía intentar un estilo más audaz.
























Los prerrafaelitas reaccionaron contra el arte académico, interesado por el paisaje y los retratos, introduciendo referencias morales y sociales de la nueva sociedad creada en Inglaterra tras la Revolución Industrial. En esta ocasión, Millais nos muestra un hecho bastante habitual en aquellos tiempos: un padre solicita a su hija que le entregue la carta que acaba de recibir del cartero, mostrándose ella reacia por considerar que se trata de su correspondencia privada. Esta es la razón del título del lienzo: “Confía en mí”.

La escena tiene lugar en el interior de una casa de la aristocracia, vistiendo ambos modelos elegantes trajes y presentando una mesa con el servicio del té. Los gestos y las expresiones de los modelos indican la facilidad del pintor a la hora de hacer retratos. Millais se presenta como un artista interesado por los detalles tanto de los objetos que hay sobre la mesa como de las calidades de los vestidos, prestando atención a lo anecdótico y lo cotidiano.

5 comentarios:

Pilar dijo...

-Confía e mí -me dijo intentando mostrar una complicidad que su mirada traicionaba.
No confié aquello que él tampoco había jamás confiado: su intimidad. Mi tesoro. Mi único espacio de libertad en un mundo donde esa palabra se me negaba por ser, simplemente, mujer.

Cristina dijo...

Confía en mí, me pides... pero tus ojos contradicen tus palabras.

No. Confía tú en mí, y déjame que sueñe. Entre mis manos hay algo más que palabras escritas en un papel, hay unos ojos que no engañan, ni piden, ni obligan, hay una vida lejos de miriñaques y corsés, una vida que tú me has vedado y en la que vivo hasta que levanto mi vista del papel y me encuentro con tus ojos.

Confía en mí, me pides. No... si confío en alguien, es en mí.

Anónimo dijo...

-Dáme lo que tienes escondido ahí detrás.
-Mira papá, vamos a hacer una cosita, nos tomamos el té tranquilamente, yo hago como que no sé que en ese maletin llevas las facturas de los gastos de tu nueva amante y tú como que no has visto que aquí llevo la reserva para la cena de hoylibro que este mes me toca organizarla a mí, y mamá, tú y yo, seguimos tranquilamente con nuestra vida.
- Hija, vale, no sé qué voy a hacer contigo

Anónimo dijo...

- Padre, no es cuestión de confianza

-¿¿??

-Es que me temo que no lo entenderá..

- Mi querida hija, conozco bien a las mujeres y sé mucho de sus íntimos secretos; no temas princesa, seguro que lo entenderé

- Con todos mis respetos padre, esto es algo demasiado íntimo, demasiado especial y no creo..

- Confía en mí jovencita y no seas impertinente

- Como quiera, pero insisto..

-¡Elisabeth!

- Sí padre, tome

- ....¡¡ ¿¿ ¡¡ !! ?? ¿ pero qué es esto?????

- Nu shu, padre, ya se lo dije (ji,ji,ji )

Cristina dijo...

Qué bueno!! veo que vienes inspirada de London!