Ya llega el mes de febrero, y con él una nueva propuesta de LECTORAS CON ARTE.
Esta vez he elegido a un pintor español, RAMON CASAS Y CARBO, que pintó este cuadro llamado "Después del baile" en 1895.
Ramón Casas es el artista que inicia la renovación de la pintura catalana a finales del siglo XIX, actuando como figura aglutinadora del movimiento artístico llamado Modernismo. Sus realizaciones incorporaran una visión europea y moderna, en la que la figura femenina adquiere una singular importancia.
Nacido en Barcelona el año 1866, hijo de un indiano que había hecho fortuna en Cuba, y de Elisa Carbó i Ferrer, hija de una adinerada familia burguesa. Desde muy joven demostró una gran aptitud por el dibujo, y menor interés por los estudios. Por lo que su padre decidió matricularlo en la mejor academia barcelonesa de la época, la de Joan Vicenç, donde Casas estudió durante tres años.
Después viaja a París, para ampliar sus estudios de pintura. Es 1881 y en la capital francesa el movimiento impresionista está en plena efervescencia. Allí asiste al taller del prestigioso pintor Carolus Duran, considerado el mejor retratista de la alta sociedad francesa. Este período en París se prolongará, aunque alternándolo con largos períodos en Barcelona y algunos desplazamientos a otras ciudades de España, durante once años.
En 1890, junto a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo, se instala en el Moulin de la Galette de Montmartre. En este momento triunfaban Toulouse Lautrec, Steilen y Forain, la influencia de los cuales se dejará sentir en sus dibujos.
Ya instalado definitivamente en Barcelona, su actividad y creatividad irán más allá del campo de la pintura, destacando como dibujante, ilustrador y cartelista. Junto a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo se convierte en un animador de la vida cultural catalana con voluntad de influir en su renovación.
El 1897 financia la apertura de "Els Quatre Gats", una taberna vanguardista donde se celebran diversas actividades artísticas (conciertos, lecturas, sesiones de sombras chinescas y exposiciones). Allí expusieron su obra por primera vez Isidre Nonell o Pablo Picasso. El 1898 funda y sostiene económicamente la revista "Els Quatre Gats", sustituida unos meses más tarde por la revista modernista por excelencia "Pèl & Ploma". En esta publicación Casas da salida a su prolífica obra como dibujante, tan considerable como su obra pictórica. Destaca su facilidad para el retrato, que cultivó habitualmente, dando forma a una extensa galería de retratos al carbón de personalidades del mundo de la cultura y la política.
En su actividad como cartelista publicitario, Anís del Mono (1898), Codorniu (1898) o Cigarrillos París (1900) son ejemplos de algunas de sus obras premiadas en diversos concursos internacionales de la época.
El 3 de diciembre de 1896 la Sala Parés celebró la primera exposición de carteles de artistas extranjeros, con obras de Tolouse-Lautrec, Chéret, Léfèvre, Hardy, Price o Robertson. La exposición tuvo mucho éxito y a partir de este momento los industriales y comerciantes catalanes dejan de tener recelos al respecto del uso del cartel. Ramón Casas se descubre como un artista imprescindible y con un estilo personal caracterizado por un dibujo sintético y realista cercano a las propuestas de Tolouse-Lautrec y Steilen. En sus trabajos sintetiza lo que han de contener los carteles publicitarios: composición sencilla, con una línea expresiva que cierra grandes masas de colores brillantes destacando sobre un fondo de color uniforme.
Nacido en Barcelona el año 1866, hijo de un indiano que había hecho fortuna en Cuba, y de Elisa Carbó i Ferrer, hija de una adinerada familia burguesa. Desde muy joven demostró una gran aptitud por el dibujo, y menor interés por los estudios. Por lo que su padre decidió matricularlo en la mejor academia barcelonesa de la época, la de Joan Vicenç, donde Casas estudió durante tres años.
Después viaja a París, para ampliar sus estudios de pintura. Es 1881 y en la capital francesa el movimiento impresionista está en plena efervescencia. Allí asiste al taller del prestigioso pintor Carolus Duran, considerado el mejor retratista de la alta sociedad francesa. Este período en París se prolongará, aunque alternándolo con largos períodos en Barcelona y algunos desplazamientos a otras ciudades de España, durante once años.
En 1890, junto a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo, se instala en el Moulin de la Galette de Montmartre. En este momento triunfaban Toulouse Lautrec, Steilen y Forain, la influencia de los cuales se dejará sentir en sus dibujos.
Ya instalado definitivamente en Barcelona, su actividad y creatividad irán más allá del campo de la pintura, destacando como dibujante, ilustrador y cartelista. Junto a Santiago Rusiñol y Miquel Utrillo se convierte en un animador de la vida cultural catalana con voluntad de influir en su renovación.
El 1897 financia la apertura de "Els Quatre Gats", una taberna vanguardista donde se celebran diversas actividades artísticas (conciertos, lecturas, sesiones de sombras chinescas y exposiciones). Allí expusieron su obra por primera vez Isidre Nonell o Pablo Picasso. El 1898 funda y sostiene económicamente la revista "Els Quatre Gats", sustituida unos meses más tarde por la revista modernista por excelencia "Pèl & Ploma". En esta publicación Casas da salida a su prolífica obra como dibujante, tan considerable como su obra pictórica. Destaca su facilidad para el retrato, que cultivó habitualmente, dando forma a una extensa galería de retratos al carbón de personalidades del mundo de la cultura y la política.
En su actividad como cartelista publicitario, Anís del Mono (1898), Codorniu (1898) o Cigarrillos París (1900) son ejemplos de algunas de sus obras premiadas en diversos concursos internacionales de la época.
El 3 de diciembre de 1896 la Sala Parés celebró la primera exposición de carteles de artistas extranjeros, con obras de Tolouse-Lautrec, Chéret, Léfèvre, Hardy, Price o Robertson. La exposición tuvo mucho éxito y a partir de este momento los industriales y comerciantes catalanes dejan de tener recelos al respecto del uso del cartel. Ramón Casas se descubre como un artista imprescindible y con un estilo personal caracterizado por un dibujo sintético y realista cercano a las propuestas de Tolouse-Lautrec y Steilen. En sus trabajos sintetiza lo que han de contener los carteles publicitarios: composición sencilla, con una línea expresiva que cierra grandes masas de colores brillantes destacando sobre un fondo de color uniforme.
Si queréis culturizaros y ver más obras de este autor, os pongo un enlace con su página:
http://usuarios.lycos.es/ramoncasas/obra/pintura/pintura_es.htm
http://usuarios.lycos.es/ramoncasas/obra/pintura/pintura_es.htm
8 comentarios:
Siempre bailo hasta la extenuación. Suenan las primeras notas y mis pies se deslizan como siguiendo las órdenes de un misterioso amo. No existe el tiempo ni el cansancio, y mucho menos, la gente que invisible me rodea. En la pista, aparentemente abarrotada, sólo existimos la música y yo, la música y mi cuerpo que liviano se deja llevar.
Después del baile intento leer un poco pero, de pronto, el cansancio se manifiesta en todo su esplendor y cae rendido sobre el primer sillón que esté dispuesto a recogerlo.
¡Dios santo!...esto de querer estar en misa y repicando no puede ser...tengo que poner límites a esta desenfrenada vida de cócteles y bailes, de lo contrario mis dias en "hoy libro" están contados ¡shif,snif!
Este ha sido el mejor baile de la temporada, fue entrar en el magnífico salón y ver cómo todos los ojos se fijaban en mi y hasta las arañas de cristal parpadeaban asombradas a mi paso. Me sentí la más hermosa de la fiesta...
Ahora estoy muerta, pero no quiero acostarme todavía, quiero retener cada minuto en mi memoria. Mis pobres pies parecen necesitar lo mismo, y palpitan dentro de los zapatos todavía al compás de la música que han bailado sin parar.
Miro una a una las páginas de mi cuaderno de baile y en cada nombre he vuelto a ver las caras de aquellos que han querido apretar mi cintura al ritmo de la orquesta, entre los que están los solteros más codiciados de la ciudad.
Pero he llegado a la última página... esa la reservé para él... y ahí sigue, en blanco... sigo siendo invisible a sus ojos.
La solterona. Así me llaman. Así lo escupen sus miradas, mi agenda vacía, mi vestido negro de amargura en un salón de baile bullendo de color.
La solterona soy.La solterona. En la soledad de mi soledad íntima lo siento, la reconozco mientras la música retumba aún en mis oídos.
Jesús!!!, ya acabó el baile al que no he podido ir, por estar de luto desde ya hace 13 meses.... ¿ Y que hago yó con toda esta energía, que me agota?, sí, me agota no poder encauzar estas ganas de vivir, de bailar, de reir, es paradógico, pero, bordar, hacer el té y acompañar a mi suegro en sus tardes de siesta, me saca de quicio, quiero moverme y saltar y no poder hacerlo me está matando; pero tengo la solución, unas "locas", que se reunen bajo el nombre de HOY LIBRO, me han traído un libro bellísimo, y me han propuesto reunirnos una vez al mes y mantener correspondencia durante el resto de los días, por fín tengo algo que hacer, que no está reñido con el luto y que encauzará toda esta vitalidad que me sale por todos los poros de mi piel.
No apaguen la luz aún. Temo que esta noche sea sólo un sueño.
Un baile, dos palabras y la música. Dos palabres escritas con timidez. Dos palabras que ahora releo una y otra vez, y otra vez...
¡Y otra vez suena la música!, otra música; ésta sólo para mí... ¿O estoy soñando?
A solas. Este baile rompiendo la noche. Y muchos nombres arañándome el alma.
Aquí, todos los nombres.Todos. Aquí, todos los hombres...Todos. Son todos y es ninguno, porque...
tus besos, fantasmas del pasado, ¡son aún tus besos!. Los detengo un instante en el tiempo y sólo en este sueño los sueño. Estoy sola.
Vamos a tener que poner lectoras con arte quincenal, vaya carrerón que lleváis, guapas, ¡menuda inspiración!... y la Derqui, un relato detrás de otro, ¡tendrás a las musas más agotaítas que la protagonista del cuadro!
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