miércoles, 27 de febrero de 2008

VISITA A LA EXPOSICIÓN DE ANTONIA JAÉN

La cita fue a las 7,30 en la calle Zaragoza 36. Yo, Cristina, conseguí escaparme de la clínica para respirar un poco de vida.

Al cruzar la puerta un fogonazo me hace añorar a aquella jovencita que entraba temerosa en la librería Fulmen, y sus ojos, curiosos, se perdían entre aquellas estanterías de madera repletas de libros y vidas por vivir. Reconozco que miraba con envidiaba a la librera, María Fulmen, que reinaba entre sus anaqueles, y eso que entonces, en mi ignorancia, desconocía su faceta de mujer feminista y luchadora. Quería ser como ella "de mayor", otro de los sueños que perdí por el camino, vivir entre y por los libros, abrir una librería que fuera algo más que un supermercado de libros... en fin... en algo se parece a mis sueños este pequeño mundo que estamos construyendo en Hoy Libro. Pero voy a dejar de hablar de mí para contar la buena tarde-noche que pasamos.

La estrecha escalera desemboca en una coqueta sala de vigas de madera pintadas de añil y una vieja escalera de madera que sube a una planta superior.

Allí estaba ya el resto del grupo: Pepa, que era la organizadora, María Derqui, María del Mar, Isabel y Marga, que conversando animadamente con la pintora, Antonia Jaén. Bueno, para ser más exactas, creo que alguna maligna ya la había acribillado a preguntas (diré el pecado pero no el pecador, que luego viene Torquemada y me lo borra tó...)

Los lienzos que cuelgan en las paredes parecen hechos para esa sala, llenos de fuerza y sensibilidad a la vez. Antonia nos hizo un recorrido desde el primer cuadro, que apareció al darle la vuelta a un cuadro anterior de su serie de flamenco, y cuyo premonitorio título, “Crisálida”, dio lugar a la serie que teníamos ante nosotras, hasta el último: “El beso eterno”, donde el cuerpo dorado, tras lanzar un beso al aire, ya parece despedirse, apartándose un poco para dejar paso a otras cosas, y el fondo empieza a tomar protagonismo, con sus vibrantes colores otoñales.

Antonia fue muy generosa con nosotras y se desnudó con sus palabras, haciéndonos compartir con ella su pasión por la pintura. Gracias a eso descubrimos que cada lienzo describía un sentimiento ante la vida y ante el amor, que es lo mismo al fin y al cabo. Los cuerpos desnudos omiten el rostro para que sea el cuerpo el que hable por si mismo, y cada color no es arbitrario ni accidental, sino que refleja el sentimiento que a la autora le inspira el cuerpo que tiene ante si, reforzando aún más en el gesto de los cuerpos que retrata. Los colores también nos hablan con la misma fuerza de pasión, de descanso, de añoranzas, de anhelos...
En "La entrega", que ha sido comprado por Pepa, los rosas y verdes de la paleta hablan de un cuerpo preparado para la batalla, con ese run-run del estómago que presagia el encuentro, y que obligó a la artista a pintar a continuación un cuerpo en reposo absoluto, todo en tonos azules, como para vaciar la mente del agotamiento que supuso hacerlo.

Pero como la creación tiene mucho de magia, a veces hay cuadros que tienen personalidad propia y se enfrentan, tozudos, al artista empeñándose en ser como ellos quieren ser, como el llamado algo así como “la sombra y la luz”, que surgió con una nueva apariencia tras ser borrado con un rodillo empapado en carmín, y que se ganó así su puesto en la pared en la que hoy se muestra con el orgullo del vencedor de una batalla.

Tras la visita nos tomamos con ella una –o dos- cervecitas en Casa Cuesta, de la calle Zaragoza (que por cierto, tiene un reservado estupendo para nosotras), acompañadas de unas croquetillas y una ensalada y, por supuesto... mucha conversación sobre Hoylibro!.

Lo comprobamos con la exposición de Manolo Cuervo y lo corroboramos con la de Antonia, no hay nada mejor que apoyarnos en las palabras de los artistas para apreciar más sus obras y entender muchos matices que pasarían desapercibidos si las viéramos sin ellos, sobre todo si son tan generosos y saben transmitir tan bien lo que sintieron en el acto de la creación como los dos que nos han brindado su tiempo hasta el momento. Esperamos que Antonia disfrutara tanto como nosotras del encuentro, y que este sea el primero de muchos otros, ya que tiene mucho que enseñarnos, y nosotras somos como unas estudiantes empollonas, dispuestas a absorber como esponjas todo lo que se nos ponga por delante.
Por cierto, que Antonia nos contó que participa en un proyecto que se llama "Arte de la Memoria" en la que una serie de artistas reinterpretan una foto. Están exponiendo en diferentes ciudades y en abril van a Venecia... (uy!! qué idea se me está ocurriendo!! peligro peligro!). Esta es la página web del proyecto:

4 comentarios:

Cristina dijo...

Yo, sintiéndolo mucho, no voy a poder ir, porque me toca el turno de tarde en la clínica. Besos

Anónimo dijo...

En la prensa aparecen declaraciones de Antonia tales como “..estás pintando trazos y llega un momento en el que te sumerges en el cuadro y es cuando éste recobra vida…”
Tanta vida, diría yo, que sales de la sala inundada, precisamente, de vida!!.

Para mí, las sensaciones que despiertan sus formas y colores es como si Antonia dejando atrás al modelo desnudo del que toma sus formas nos mostrara su propia desnudez, sus inquietudes, sus emociones, su energía… y nos abriera también las puertas a nuestra propia fantasía.

En fín, Pepa – por cierto, qué bonito el que te has quedao, ¡qué envidia! - que no sabes lo que te agradezco tu empeño en compartir con nosotras “los desnudos” de tu amiga…y no te vayas a poner celosa si de ahora en adelante compartimos algún que otro ratito más con ella…

Y para las preguntonas y curiosas aquí va esto:

El legado de María Fulmen
La sevillana María González, más conocida como María Fulmen por su librería feminista Fulmen en la calle Zaragoza, dejó un importante legado de vida y muerte que un grupo de mujeres valientes y comprometidas abrazaron y continuaron. María fue una luchadora por la democracia, defensora de los derechos de las mujeres y una feminista reconocida a la que concedieron el premio Meridiana en 1998 por su labor de difusión del pensamiento feminista. Su único libro de poemas se titula «Entre cuna y cama». También se ha dedicado una calle de Sevilla a su memoria. Antes de morir, María, dejó ante notario sus pertenencias, su casa y su libreria en herencia a una fundación de mujeres que llevase su nombre y que se dedicase a potenciar la creación femenina en las distintas ramas artísticas y a promover todo tipo de iniciativas que posibiliten el avance de la mujer en la sociedad. En la actualidad, tras el laborioso principio, pues hubo que rehabilitar la casa y sacar adelante un proyecto difícil, la Fundación María Fulmen lleva cinco años funcionando y entre las distintas iniciativas que han sacado adelante se encuentran un concurso de narrativa corta y otro de poesía para mujeres, cuyo premio es la edición de la obra.

Marga dijo...

Gracias Xris y gracias María. No añado nada nuevo a lo comentado por vosotras. Me pareció un lujazo ver la exposición con Antonia desnudándose ante nosotras para mostrarnos el alma de sus retoños. Preciosos. Vivos. Plenos.
Y me quedo con los ojos de Antonia, sus manos, su sonrisa, su complicidad para transmitirnos sensaciones que sólo las palabras no pueden expresar. ¡Ojalá nos busquemos a menudo!

pepa dijo...

María de envidia nada, cuando lo cuelgue en mi pisito lo regamos con un buen vino; y estoy muy contenta de que os gustara...así que ya sabes cuando Antonia exponga en San Fernando nos vamos y ademas de ver sus cuadros nos enseñas tu tierra. besos