jueves, 12 de junio de 2008

CANCIÓN PARA CRISTINA

(como un duendecillo inquieto, atenta a todo, y aunque a veces no te veo, me ilumina la estela de estrellitas de colores diminutas que dejas tras de ti)

Emulando a Lorca, no vengo yo en este momento como amiga de Cristina, ni amiga vuestra, ni a ofrecer estas letras para cumplir con un cumplido… No es hora de dar de nuevo mil gracias a nuestra blogmaster, pero si es hora de que yo le cante.
De que cante su espera y su desespero, de que cante su realidad y su deseo, de que cante el color de sus letras. De que cante la fuerza con que anima nuestro pequeño mundo de sueños…

No vengo dispuesta a que su voz y “sus gracias” se las lleve el aire… Así pues, este homenaje de Federico García Lorca a Luis Cernuda, es hoy mi canción para Cristina, y para todas las que lo disfruteis:

Federico García Lorca
El homenaje a Luis Cernuda.
No vengo yo en este momento a esta mesa como amigo de Luis Cernuda, ni amigo vuestro, ni a ofrecer este banquete para cumplir un rito gastado ya en tantas farsas con discursitos decorados, con envidias cubiertas de veneno y lágrimas de cocodrilo. No vengo tampoco dispuesto a que mi voz la lleve el aire para recibir en cambio, como tantas veces, una bandeja de aplausos coronada por un "muy interesante" de merengue. Yo vengo para saludar con reverencia y entusiasmo a mi "capillita" de poeta, quizá la mejor capilla poética de Europa, y lanzar un vítor de fe en honor del gran poeta del misterio, delicadísimo poeta Luis Cernuda, para quien hay que hacer otra vez, desde el siglo XVII, la palabra divino, y a quien hay que entregar otra vez agua, juncos y penumbra para su increíble cisne renovado.

No me equivoco. Lo que voy a decir es verdad y está en la conciencia de toda persona sensible. La aparición del libro La realidad y el deseo es una efemérides importantísima en la gloria y el paisaje de la literatura española. No me equivoco, porque para decir esto aquí yo he luchado a brazo partido con el libro, leyendo sin gana al acostarme, al levantarme; leyendo con dolor de cabeza, sacando ese poquito de odio que sentimos todos contra autores de obras perfectas; pero ha sido inútil. La realidad y el deseo me ha vencido con su perfección sin mácula, con su amorosa agonía encadenada, con su ira y sus piedras de sombra. Libro delicado y terrible al mismo tiempo, como un clave pálido que manara hilo de sangre por el temblor de cada cuerda. No habrá escritor en España, de la clase que sea, si es realmente escritor, manejador de
palabras, que no quede admirado del encanto y refinamiento con que Luis Cernuda une los vocablos para crear su mundo poético propio; nadie que no se sorprenda de su efusiva lírica gemela de Bécquer y de su capacidad de mito, de transformación de elementos que surgen en el bellísimo poema El joven marino con la misma fuerza que en nuestros mejores poetas clásicos. Entre todas las voces de la actual poesía, llama y muerte en Aleixandre, a la inmensa en Alberti, lirio tierno en Moreno Villa, torrente andino en Pablo Neruda, voz doméstica entrañable en Salinas, agua oscura de gruta en Guillén, ternura y llanto en Altolaguirre, por citar poetas distintos, la voz de Luis Cernuda erguida suena original, sin alambradas ni fosos para defender su turbadora sinceridad y belleza. La pluma que dibujó los primorosos mapas de los árabes, la que inventó clavellinas y negras mariposas en las cintas de los niños muertos, la pluma que ha escrito con sangre una carta de amor sobre la que después se ha escupido, la que ha copiado con temblor un torso de Apolo en la agonía de los institutos, pluma de pena y frenesí de rocío. es la que ha sostenido entre sus dedos Luis Cernuda mientras oía la voz que dictaba su Realidad y el deseo.
Desde que el poeta canta en 1924:

Va la brisa reciente
por el espacio esbelta
y en las bojas, cantando,
abre una primavera.

empieza un duelo con sus tristezas, con su tristeza de sevillano profundo, duelo elegantísimo, con espadín de oro y careta de narcisos; pero con miedo y sin esperanza, porque el poeta cree en la muerte total. Este duelo sin esperanza de paraíso, que hace que el poeta quiera fijar eternamente los hombros desnudos de un navegante o una momentánea cabellera, anima todas sus páginas, hasta que al fin cae victoriosamente rendido.

Fortalecido estoy contra tu pecho
y augusta piedra fría,
bajo tus ojos crepusculares,
¡oh madre inmortal!

en el grave himno de la "Tristeza", uno de los últimos de La realidad y el deseo.

No es hora de que yo estudie el libro de Luis Cernuda, pero sí es la hora de que lo cante. De que cante su espera inútil, su impiedad, y su llanto, y su desvío, expresados en norma, en frialdad, en línea de luz, en arpa. No me equivoco. No nos equivocamos. Saludemos con fe a Luis Cernuda. Saludemos a La realidad y el deseo como uno de los mejores libros de la poesía actual de España.

10 comentarios:

Cristina dijo...

Todavía bajo los efectos del shock no quiero dejar de darte las gracias, María-sur.
Mis estrellitas andan decaídas, apagadas, mis fuerzas al límite y mi ánimo tirando a mal, así que tu canción me da fuerzas, o por lo menos esperanzas de que mis pilas se carguen de nuevo. Ando estos días buscando qué toalla puedo tirar, cual es la menos necesaria en mi vida y, sinceramente, este blog estaba entre las primeras de la lista. En mis días no hay minutos que perder y aunque me encante perderlos aquí, se los quito a otros que también lo merecen. Me entenderéis seguro...

Anónimo dijo...

Tu vida.No hay minuto que perder
Y seguro, no hace falta que estés
Para estar contigo.

¡ánimos!

Maria-Norte dijo...

María-Sur, me has emocionado. Seguro que a Cristina le han dado mucha fuerza tus palabras.
Animo Cristina, esto es solo un paréntesis, las cosas volverán a la cotidianeidad y con gente como María-Sur cerca, todo será un poco más facil.
Un beso a las dos.
Maria-Norte

Pilar dijo...

Olé esa María. Obama dice "We can". La selección española dice "Podemos" y nosotras qué le decimos a esa mujer que opina que los médicos no dejan morirse a uno -según palabras textuales- pues que ella también "puede". Cuando descubra que su cadera ortopédica es un miembro nuevo, recién nacido en su cuerpo gastado, correrá como una locuela por la casa y, quizás, quizás, pida que esos médicos magnánimos le regalen otra y le sacará la lengua a la silla de ruedas que tanto odia y su coquetería subirá enteros y... la vida seguirá hasta que su inseparable enemiga quiera pillar a esos abnegados médicos en un renuncio irremediable.

Cristina dijo...

Bonito cuento, Pililebe... aunque falta un príncipe azul, aunque fuera vestido con bata blanca, y la bruja malvada... aunque esa ya imagino quién es, y anda rondando desde hace algún tiempo.

Pilar dijo...

Cristi, cariño. El principe azul se fue un día de enero, ¿recuerdas? y la bruja mala... la bruja mala nos ronda a todos. Es mejor ahuyentarla de nuestros pensamientos y vivir el día a día a tope. Suena dulzón, quizás sí, pero es lo que hay y no queremos asumirlo. La soberbia del ser humano y las emociones no nos dejan. No pienses en ello, por favor. Piensa que la tienes, quiérela, riéte con ella, llora a su lado, disfrútala y que ella te disfrute a ti. Permítele que un buen día piense: pase lo que pase cuando pase, esto de la vida ha valido la pena.

Cristina dijo...

No puedo olvidarlo, Pililebe, y vivo con la bruja mala desde hace tiempo, somos amigas ya. No es por eso por lo que me encuentro así, es simple agotamiento mental y físico. Cada minuto con mi madre es un regalo, y se lo demuestro, no quito la sonrisa las horas que estoy con ella, pero es salir por la puerta de la clínica y venirme abajo, al subsuelo. Es natural que me encuentre así, por otro lado, y me merezco mi ratito de miseria, y necesito mis ratitos de lágrimas, porque el esfuerzo por hacerle ver que todo va bien, que es la misma, es absolutamente agotador. Desde diciembre vivo en la clínica más que casa, primero con mi tía Cristina, luego mi tía María y luego con ella, y hasta el del bar me ha reguntado si trabajo allí.

Anónimo dijo...

Cristina, te ofrezco todo el ánimo y apoyo que necesites y la vida sigue y, como dice María-norte muy sabiamente,todo volverá a su cotidianidad y siempre te darás cuenta que todo tu esfuerzo no fué en vano, nunca es en vano.

María dijo...

Mi querida Cristina,

Sé muy bien lo que significa el esfuerzo diario por hacer que los que están a tu alrededor vivan una vida de color de rosa, llena de sonrisas, de esperanzas, una vida en la que el desánimo y la desesperación no tengan sitio ni razón de ser. Sé que el agotamiento, físico y mental, puede llevarte al límite de tus fuerzas, obligándote a hacerte a tí misma dolorosas preguntas a las que preferirías no tener que contestar. Y por eso y porque tu ayuda, tu ánimo y tu sonrisa me han sacado de más de un pozo a lo largo de estos diez años, me gustaría enviarte hoy mi sonrisa como el único y más sincero de los regalos que puedo hacerte.

angeles dijo...

Acabo de aterrizar y me veo envuelta en un aluvión de poesía, sentimientos, cumpleaños,... No doy a vasto!
Maria-sur y norte, Cristina, Pili, Marga,... me habeis dado un pellizco en tó el centro. Yo, tan prosaica entre torbellinos poéticos.
Verdad que la cena va a ser sustanciosa, y no sólo por el libro.
Nos vemos el viernes.