martes, 14 de octubre de 2008

LECTORAS CON ARTE OCTUBRE 08. VERMEER

Octubre suele traer más calma a nuestras vidas. Pasado el ajetreo de las vacaciones de verano y la vuelta al cole, el otoño se instala también en nuestra rutina, los días empiezan a acortarse y el sol se hace más valioso, más codiciado, un artículo de lujo. Pero para nosotras no está siendo así, la luz brilla todavía como si viviéramos en un verano permanente, seguimos disfrutando del sol y del calor compartido con amigas. Para contrarrestar el bullicio de los días que hemos vivido con las cacereñas, he elegido este cuadro, o este cuadro me ha elegido a mí, que nunca se sabe, porque como en el libro de Leónidas, se une el azul y una carta: "Lectora en azul", de Vermeer.

La protagonista disfruta de su soledad y con la poca luz que se filtra por su ventana lee una carta. ¿Estará escrita con letra femenina azul pálido? ¿quién la habrá escrito? ¿qué caminos habrá recorrido el sobre? ¿serán buenas noticias?
Yo imagino la siguiente escena, cuando levanta su mirada tras la lectura y se pierde a través de los cristales buscando los paisajes leídos, memorizando quizás cada frase y buscando en los rasgos de la pluma si las palabras mienten o dicen la verdad, ansiando que llegue la próxima y pueda saber más ¿o quizás ésta es la última?
Muchas preguntas en el aire.
Leed el cuadro como ella lee la carta, con atención y una sonrisa tierna en los labios, y dejad que las letras fluyan para contarme la historia que Veermer quizás dejó sin contar. Estoy ansiosa de ver lo que cada una de vosotras lee de una mujer leyendo una carta.

Lectora en azul, 1663 (Rijskmuseum)


Johannes Vermeer
(Delft, Países Bajos, 1632-id., 1675)
Pintor holandés. La documentación con la que se cuenta en la actualidad parece demostrar que Vermeer no fue un pintor famoso en su tiempo, pese a lo cual en nuestros días se le considera la gran figura del siglo XVII holandés, después de Rembrandt. Probablemente, lo que más gusta de su arte es lo inusual de la temática, la fuerza de la composición y el empleo de pocos colores, claros y brillantes.

Salvo una visita a La Haya en 1672 para actuar como testigo en un pleito, pasó toda su vida en Delft, donde perteneció al gremio de pintores, que dirigió en dos ocasiones. Se cree, sin embargo, que nunca se dedicó profesionalmente a la pintura, sino que regentó el hostal heredado de su padre y el negocio de marchante de arte legado igualmente por su progenitor.

En 1653 casó con Caterina Bolnes, perteneciente a una acomodada familia católica, con la que tuvo once hijos. La necesidad de mantener a una familia tan numerosa le impidió gozar de suficiente desahogo económico, tal como demuestra el hecho de que, un año después de su fallecimiento, la viuda solicitara ser declarada insolvente.

Su cuadro más famoso, cuya historia ha sido llevada al cine, es "La joven de la perla". Una preciosa película, que recomiendo, que capta a la perfección el color y los encuadres de los cuadros de este artista, sumergiéndote en sus lienzos.


11 comentarios:

Maria-Norte dijo...

Que bién elegido el cuadro en estos momentos lectores.
Alguien más que desconocía y que hoy me abre otra nueva ventana para aprender.
"Leeré" el cuadro como nos aconsejas y ya veremos que sale.
Gracias.
Maria-Norte

Pilar dijo...

... La deshonra no será tal, amada mía. Volveré. Cuando la guerra me lo permita, volveré. Cuando el destino consienta, estaré a tu lado. Cuando la vida sea generosa con ambos, abrazaré a mi hijo. Mientras tanto, espera y, mientras desesperas, no olvides amarme cada segundo.

Pilar dijo...

P.D.
¿Juras por tu honra que lo que llevas en tu vientre es mío y solo mío?.
Siempre tuyo.
Matteo

Cristina dijo...

El mapamundi me indica los exóticos nombres desde donde me escribe esas cartas traidoras, que sólo me permiten leer su vida y seguir el itinerario de su ausencia. Pero no puedo ponerle colores a los paisajes que me cuenta, ni imaginar las aventuras que está viviendo más allá del punto y aparte. Tampoco él podrá imaginar desde esa vida errante las mil aventuras que vive mi cuerpo, ni lo que se esconde agazapado detrás de mi ombligo, palpitando suavemente al contacto de mi mano, y se perderá el paisaje ondulado de mi vientre cambiando día a día. La aventura de una vida dentro de otra. Él imagina que mi vida es aburrida…

Cristina dijo...

Delft, septiembre de 1664

Querida Caterina:

Hace once años que nos casamos y desde entonces has tenido un niño por año. Tú dices que son una bendición de Dios, pero yo me estoy volviendo loco. Sus gritos y sus carreras me impiden hacer lo que de verdad me gusta: pintar, y tengo que dedicarme a ganar dinero en trabajos que no me gustan, o haciendo esos retratos por encargo de estúpidas mujeres de ricos mercaderes, que quieren ver en el lienzo lo que no son.

No he tenido valor para decírtelo a la cara, lo siento. Tu cuerpo, que antes era mi refugio, es ya un extraño para mí, tan sólo un recuerdo del pasado. Esta mañana, mientras dormías rodeada de chiquillos, me he embarcado en un mercante que me llevará a dar la vuelta al mundo. Espero encontrar espacios abiertos que alivien un poco mi ansiedad, necesito que el sol brillante de otros países ilumine mi paleta con colores que desconozco hasta el momento, aspirar la brisa del mar en vez del olor a leche agria que ha tomado por asalto nuestra casa.

He dado instrucciones al gremio de pintores para que te pasen dinero. No recibirás más cartas mías por un tiempo, pero te dejo mi último cuadro. Puedes hacer con él lo que te plazca. Lo he hecho pensando en ti, imaginando como sería el momento en que leas esta carta.

Espero que seas feliz.

Fdo. Johannes

Maria-Norte dijo...

Me han ancantado las dos cartas. Imposible igualarlas.
Felicidades!!!

Cristina dijo...

Estimada María:
Esa cobardía que manifiestas es impropia de tu carácter nórdico e inaceptable en estos foros. Vuelve a leer con atención el cuadro y verás como sale algo sorprendente de tu interior.

Quedo a la espera de tu respuesta.
Recibe los cordiales saludos de tu más ferviente admiradora.

H.L.

Maria-Norte dijo...

Querido hijo:
Eres mi 11º hijo y tengo miedo, miedo de que a mi edad mi cuerpo solo tenga fuerza para parirte, por si eso ocurre quiero dejarte escritas algunas cosas que espero alguien te lea cuando tengas uso de razón.
Eres un hijo, querido, no esperabamos otro pero eres consecuencia del amor que nos tenemos tu padre y yó.
Cuida a tu padre, ahora está malhumorado por que está metido en un juicio y esas cosas le descolocan pero es un buén hombre, un buén padre y un buén marido, espero que te parezcas a él y que heredes todas sus virtudes incluido ese dón tan grande que es el amor al arte.
No te digo que cuides a tus hermanos porque ellos cuidarán de tí, eres el pequeño y todos te mimarán y protegerán.
Si muero, no me enterreis vestida de domingo, ni de hábito, ni con una sábana, quiero que me pongais el vestido azul de flores y la sortija de la boda, a mí los muertos vestidos de muerto me dan la risa.
Sé optimista, es la base para ser feliz, y generoso muy generoso, eso hará que te sientas bién.
Lee toda la poesía que puedas. La poesía es como un baño de espuma relajante para el alma.
Apuntate a un buén club de lectura. conocerás a gente que seguro que te aportará muchísimas cosas buenas y cuanto más leas, más grande será tu mundo interior. Me han hablado de un grupo en España, Sevilla creo y de otro en Cáceres, pero no creo que te dejen entrar porque es solo de mujeres, pero inténtalo, no te averguenzes de estar con un grupo de mujeres, solemos tener más clara la visión de la vida.
Pero lee, lee y estudis . La cultura te hace diferente e independiente y ampliará tus horizontes.
Me encantaría poder superar el parto y verte crecer, pero si no es así no te sientas culpable, es el destino y mi cuerpo, que ya no dá para más, pero ha sido lo suficientemente fuerte para traer al mundo a tus hermanos y a tí, que es el mayor tesoro que tengo.
Pero soy optimista, romperé esta carta cundo te tenga entre mis brazos y te diré de palabra todas las cosas que aquí no he escrito mirandote a esos ojos grandes que se que vas a tener.
Un beso
Tu Madre.

Cristina dijo...

Querida y añorada María Sur:
Te echo de menos. Hace ya mucho tiempo, a principios de mes, escuché de tu boca una petición, apremiándome para que colgara este cuadro en nuestro salón, cosa que hice el día 14 de este mes. Ya sé que me he retrasado en la entrega, pero la agitada vida social del mes en curso me obligó a ello. Pero tú has enmudecido y eso me preocupa y me inquieta. No sé si el cuadro no ha sido de tu agrado o tus obligaciones pilosas liftingnianas te tienen demasiado ocupada. Me animo pensando que quizás estés ausente en otra ciudad, aprendiendo en algún congreso internacional cómo quitarnos esas arrugas que surcan nuestra mirada o una técnica indolora o casera de devolvernos esa cintura de sirena que años ha perdimos. Si es así, bienvenido sea. Será por nuestro bien.

Pero te ruego que te manifiestes de una u otra forma porque Vermeer y una servidora añoran tu ingeniosa forma de ver la vida.

Sin más se despide, con la ansiedad que le caracteriza.

H.L.

Anónimo dijo...

Querida H.L.:
Presento ante usted mis más sinceras disculpas por este prolongado silencio y que éste haya sido motivo de preocupación para su persona. Buscar un motivo no sería honesto por mi parte. Simplemente, confieso, me gusta callar a veces -o tal vez más de lo que imagino-.
Y es tal vez por ello también, que entonces usted entienda que yo entiendo perfectamente lo que ahora tanto necesita. Y prometo así que sólo me preocuparé, sólo, si algún día dejo de de ver su silueta en la arena.Disfrute.

Atentamente, su fiel admiradora.
M.S.

Anónimo dijo...

Estimada Sra.:
Convendrá conmigo que son extrañas estas circunstancias y extrañas estas letras.Tan extrañas como nuestro destino.Y tan extrañas como usted y yo.¿Por qué entonces compartirlas?

Lamentablemente porque así lo quiso el señor Charles Slading, su flamante prometido. Sí, sí, el mismísimo señor Charles Slading. Mi respetable esposo. El mísmo. El mísmo que así lo quiso al compartir su amor entre usted y yo. El mísmo que iba a ser padre de su hijo. Y del mío también. Lamentable, pero cierto.
Aún estas circunstancias entenderá que no le escriba solo por compartir con una desconocida la decepción de semejante engaño. Tristemente he de comunicarle algo más. El distinguido y honorable señor Charles Slading se quitó la vida ayer noche, atormentado, como confiesa en sus últimas letras, por su traición y...