De nuestra visita a Cáceres, además de todo lo dicho, hemos sacado un montón de propuestas de libros interesantes.
EL GANADOR, que será la lectura obligada en el encuentro que tengamos con las cacereñas en Sevilla fue el propuesto por Pilar Bacas, con el evocador título:
Viena, 1936. Una mañana, un alto funcionario del ministerio, casado con una bella y rica dama vienesa, abre una carta. Reconoce la letra azul pálido del sobre. Y esa caligrafía se hunde en su vida rutilante como la hoja de un cuchillo y la disloca de inmediato. Es la letra de una mujer, un amor imposible del pasado, tal vez el único verdadero de toda su vida, y la carta habla de un chico, acaso un hijo ignorado. Esta magistral novela, escrita en 1941 y rescatada ahora con extraordinario éxito en varios países europeos, es un agudo retrato psicológico de un hombre con el «corazón destrozado», de una víctima de su propia cobardía, y un amargo y contundente análisis de la sociedad que ha ahogado su pasión.
Pilar también nos recomendó cualquiera de esta autora, pero sobre todo:
QUERIDO MIGUEL, de Natalia Ginzburg. (Acantilado)
Es la historia de un hijo perdido, Miguel, que abandonó de joven su familia, se casó en un país lejano y, tras una vida poco ordenada, murió en otro país lejano en circunstancias poco claras. Su madre podrá llorarlo, pero no entender sus secretos. Retomando una vieja forma narrativa, la novela epistolar, Natalia Ginzburg enhebra con maestría asuntos nucleares de su quehacer literario: la relación entre generaciones y la proximidad y lejanía de lo humano. Si bien esta novela se sitúa bajo el signo de la dispersión de los sentimientos y de su incomunicabilidad, apunta, por encima de todo, a la soledad esencial y su vacío.
Es la historia de un hijo perdido, Miguel, que abandonó de joven su familia, se casó en un país lejano y, tras una vida poco ordenada, murió en otro país lejano en circunstancias poco claras. Su madre podrá llorarlo, pero no entender sus secretos. Retomando una vieja forma narrativa, la novela epistolar, Natalia Ginzburg enhebra con maestría asuntos nucleares de su quehacer literario: la relación entre generaciones y la proximidad y lejanía de lo humano. Si bien esta novela se sitúa bajo el signo de la dispersión de los sentimientos y de su incomunicabilidad, apunta, por encima de todo, a la soledad esencial y su vacío.
NUESTROS AYERES, de Natalia Ginzburg
Publicada en 1952, narra las pequeñas historias que se tejen alrededor de dos familias italianas bajo Mussolini. La vida crece a medida que avanzan los acontecimientos históricos: el estallido de la II Guerra Mundial, la entrada de Italia en la guerra al lado de los alemanes, el derrumbamiento del fascismo, los bombardeos, el armisticio final. Las tensiones políticas y bélicas afectan en distinto grado a todos los personajes: los hombres se esconden o participan en la lucha, las mujeres quedan aisladas con un doble sufrimiento. Poco a poco la novela va centrándose en la figura de Anna, la menor de las hermanas de una de las familias, niña al principio y madre después, que siempre que tenía tiempo "se ponía a pensar en la revolución". Su condición de mujer le impide llevar a cabo sus sueños, mientras ve cómo sus hermanos se involucran, traman, pelean, mueren. Testigo privilegiado de aquella guerra absurda, "un puro disparar para nadie y contra nadie", sabe no aburrirse pasando horas "trenzando y destrenzando sus largos pensamientos". Asiste a momentos amargos –el suicidio de su hermano mayor-, a dilemas terribles –un embarazo que casi termina en muerte-, pero también a la ternura de lo cotidiano. Aprende, por ejemplo, que "las buenas personas se encuentran repartidas un poco por doquier", sin distinción de ideologías, y que la libertad consiste en convertir los pensamientos "en salvación y riqueza", no en fabricar con ellos "una trampa para caer destrozado". Homenaje a la memoria y a las víctimas de la sinrazón, este universo atrapa enseguida, haciendo de sus personajes seres difíciles de olvidar por su paradójica normalidad, sus incoherencias, bandazos y heroísmos domésticos.
Publicada en 1952, narra las pequeñas historias que se tejen alrededor de dos familias italianas bajo Mussolini. La vida crece a medida que avanzan los acontecimientos históricos: el estallido de la II Guerra Mundial, la entrada de Italia en la guerra al lado de los alemanes, el derrumbamiento del fascismo, los bombardeos, el armisticio final. Las tensiones políticas y bélicas afectan en distinto grado a todos los personajes: los hombres se esconden o participan en la lucha, las mujeres quedan aisladas con un doble sufrimiento. Poco a poco la novela va centrándose en la figura de Anna, la menor de las hermanas de una de las familias, niña al principio y madre después, que siempre que tenía tiempo "se ponía a pensar en la revolución". Su condición de mujer le impide llevar a cabo sus sueños, mientras ve cómo sus hermanos se involucran, traman, pelean, mueren. Testigo privilegiado de aquella guerra absurda, "un puro disparar para nadie y contra nadie", sabe no aburrirse pasando horas "trenzando y destrenzando sus largos pensamientos". Asiste a momentos amargos –el suicidio de su hermano mayor-, a dilemas terribles –un embarazo que casi termina en muerte-, pero también a la ternura de lo cotidiano. Aprende, por ejemplo, que "las buenas personas se encuentran repartidas un poco por doquier", sin distinción de ideologías, y que la libertad consiste en convertir los pensamientos "en salvación y riqueza", no en fabricar con ellos "una trampa para caer destrozado". Homenaje a la memoria y a las víctimas de la sinrazón, este universo atrapa enseguida, haciendo de sus personajes seres difíciles de olvidar por su paradójica normalidad, sus incoherencias, bandazos y heroísmos domésticos.
Con la simplicidad sórdida de un cuento de hadas, esta trilogía nos explica la historia de dos hermanos gemelos, Claus y Lucas, condicionados por un vínculo agonizante, que se convierte también en una alegoría de las fuerzas que han separado a Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Empieza con El gran cuaderno, donde los hermanos Claus y Lucas se encuentran a merced de su abuela, una mujer analfabeta y cruel. Lejos de rendirse ante esta amenaza, los gemelos aprenden las leyes de la vida, de la escritura y de la crueldad. Abandonados a su suerte, ellos se aplican, a diario, a anotar, en un gran cuaderno, sus progresos. La autora construye una fábula incisiva sobre los horrores de la guerra y el totalitarismo, pero también una gran novela de iniciación a la vida. En La prueba los gemelos se separan. Uno cruza la frontera y el otro se queda en un país alejado de la guerra pero dominado por un régimen autoritario. Sólo y privado de una parte de si mismo, Lucas, el que permanece, quiere consagrarse a hacer el bien. Cuando Claus vuelve junto a su hermano descubre que cualquier acto de generosidad viene condicionado por la maldad. En La tercera mentira, pasados los horrores de la guerra y los años negros del régimen de plomo, la autora construye una historia que nos enfrenta a la imposibilidad de alcanzar una verdad duradera. El estilo sin concesiones de Agota Kristof convierte esta trilogía en una mirada al mundo con ojos y palabras de niño malo.
Empieza con El gran cuaderno, donde los hermanos Claus y Lucas se encuentran a merced de su abuela, una mujer analfabeta y cruel. Lejos de rendirse ante esta amenaza, los gemelos aprenden las leyes de la vida, de la escritura y de la crueldad. Abandonados a su suerte, ellos se aplican, a diario, a anotar, en un gran cuaderno, sus progresos. La autora construye una fábula incisiva sobre los horrores de la guerra y el totalitarismo, pero también una gran novela de iniciación a la vida. En La prueba los gemelos se separan. Uno cruza la frontera y el otro se queda en un país alejado de la guerra pero dominado por un régimen autoritario. Sólo y privado de una parte de si mismo, Lucas, el que permanece, quiere consagrarse a hacer el bien. Cuando Claus vuelve junto a su hermano descubre que cualquier acto de generosidad viene condicionado por la maldad. En La tercera mentira, pasados los horrores de la guerra y los años negros del régimen de plomo, la autora construye una historia que nos enfrenta a la imposibilidad de alcanzar una verdad duradera. El estilo sin concesiones de Agota Kristof convierte esta trilogía en una mirada al mundo con ojos y palabras de niño malo.
CESIL BEACH, de Ian McEwan. Ed. Anagrama
Tienen poco más de veinte años, y se conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es una chica de clase media alta, su padre es un exitoso hombre de negocios y su madre una activa profesora universitaria. Edward, en cambio, pertenece a una familia que apenas se sostiene en la zona baja de la clase media; su padre es maestro y su madre, tras un insólito accidente, vive desde hace años en una nebulosa. Florence es violinista, y Edward ha estudiado historia. Y ambos son inocentes, y vírgenes, y se aman. Es un día de julio de 1962, un año antes de que, según Philip Larkin, en Inglaterra se empezara a follar, cuando El amante de Lady Chatterley aún estaba prohibido, no había aparecido el primer LP de los Beatles, y el tsunami de la revolución sexual no había llegado a esas costas. Edward y Florence se han casado y van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Cesil Beach, y lo que sucede esa noche entre estos dos inocentes, en unos años donde hablar sobre problemas sexuales era imposible, es la materia con que McEwan construye su chejoviano, delicadísimo, terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.
Tienen poco más de veinte años, y se conocieron en una manifestación en contra de las armas nucleares. Florence es una chica de clase media alta, su padre es un exitoso hombre de negocios y su madre una activa profesora universitaria. Edward, en cambio, pertenece a una familia que apenas se sostiene en la zona baja de la clase media; su padre es maestro y su madre, tras un insólito accidente, vive desde hace años en una nebulosa. Florence es violinista, y Edward ha estudiado historia. Y ambos son inocentes, y vírgenes, y se aman. Es un día de julio de 1962, un año antes de que, según Philip Larkin, en Inglaterra se empezara a follar, cuando El amante de Lady Chatterley aún estaba prohibido, no había aparecido el primer LP de los Beatles, y el tsunami de la revolución sexual no había llegado a esas costas. Edward y Florence se han casado y van a pasar su noche de bodas en un hotel junto a Cesil Beach, y lo que sucede esa noche entre estos dos inocentes, en unos años donde hablar sobre problemas sexuales era imposible, es la materia con que McEwan construye su chejoviano, delicadísimo, terrible mapa de una relación, del amor, del sexo, y también de una época, y de sus discursos y sus silencios.
EL LECTOR, de Bernard Schlink. Ed. Anagrama
Michael Berg tiene 15 años. Un día, regresando a casa del colegio empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. Se llama Hanna y tiene 36 años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tostói, Dickens... el ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. 7 años después, Michael, estudiante de derecho, acude al juicio contra 5 mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó...
Michael Berg tiene 15 años. Un día, regresando a casa del colegio empieza a encontrarse mal y una mujer acude en su ayuda. Se llama Hanna y tiene 36 años. Unas semanas después, el muchacho, agradecido, le lleva a su casa un ramo de flores. Éste será el principio de una relación erótica en la que, antes de amarse, ella siempre le pide a Michael que le lea en voz alta fragmentos de Schiller, Goethe, Tostói, Dickens... el ritual se repite durante varios meses, hasta que un día Hanna desaparece sin dejar rastro. 7 años después, Michael, estudiante de derecho, acude al juicio contra 5 mujeres acusadas de criminales de guerra nazis y de ser las responsables de la muerte de varias personas en el campo de concentración del que eran guardianas. Una de las acusadas es Hanna. Y Michael se debate entre los gratos recuerdos y la sed de justicia, trata de comprender qué llevó a Hanna a cometer esas atrocidades, trata de descubrir quién es en realidad la mujer a la que amó...
EL MUNDO SEGÚN GARP de John Irving. Ed. Tusquets
En 1942, tras un episodio escandaloso, Jenny Fields, una joven bostoniana de buena familia, abandona la seguridad del hogar para ser enfermera y vivir su vida. En circunstancias peculiares, concibe a un niño al que llama Garp, a secas. Madre e hijo, se abren paso, sin más armas que su propia energía, en un mundo de hipocresía, inhibiciones y violencia. Poco a poco, con los años, Jenny y Garp van diseñando su propio universo en medio de esa hostilidad inevitable en la que siempre acecha la sombra del Sapo Sumergido. Lo van poblando de personajes excéntricos, cuyas historias estrafalarias van dando forma a ese mundo de Garp un poco desquiciado, pero en el que todos parecen convivir en cierto armónico equilibrio, en un sistema tribal que, al final, ha ocupado por completo el lugar del antiguo hogar de Jenny. El mundo según Garp es, de hecho, el mundo tal como lo conocemos. La única diferencia, es que Garp, que es escritor, se arriesga con humor allí donde nosotros, menos curiosos, nos inhibimos.
En 1942, tras un episodio escandaloso, Jenny Fields, una joven bostoniana de buena familia, abandona la seguridad del hogar para ser enfermera y vivir su vida. En circunstancias peculiares, concibe a un niño al que llama Garp, a secas. Madre e hijo, se abren paso, sin más armas que su propia energía, en un mundo de hipocresía, inhibiciones y violencia. Poco a poco, con los años, Jenny y Garp van diseñando su propio universo en medio de esa hostilidad inevitable en la que siempre acecha la sombra del Sapo Sumergido. Lo van poblando de personajes excéntricos, cuyas historias estrafalarias van dando forma a ese mundo de Garp un poco desquiciado, pero en el que todos parecen convivir en cierto armónico equilibrio, en un sistema tribal que, al final, ha ocupado por completo el lugar del antiguo hogar de Jenny. El mundo según Garp es, de hecho, el mundo tal como lo conocemos. La única diferencia, es que Garp, que es escritor, se arriesga con humor allí donde nosotros, menos curiosos, nos inhibimos.
Comienza con el viaje que la familia Reyes realiza cada verano en un coche rebosante de niños, risas y disputas desde Chicago hasta la Ciudad de México. Allí, todos los años, Lala escucha las leyendas de su familia, separando la verdad de las 'mentiras piadosas' que se han transmitido de generación en generación. Con ella recorremos un siglo, desde México, apodado el París del Nuevo Mundo, hasta las calles llenas de música del Chicago de los locos años 20, para conocer, después, los sinsabores de una Lala adolescente en la tierra —no del todo prometida— de San Antonio, en Texas. Sandra Cisneros (Chicago, 1954), considerada el máximo exponente de lo que se ha venido a denominar como nueva 'narrativa chicana', cuenta la historia de tres generaciones de la familia Reyes, un linaje de afamados 'reboceros' que emigró al Nuevo Mundo y que fue enfrentando, con humor a veces y desesperación otras, los cambios culturales implícitos en su migración.
Momo, un niño musulmán huérfano, cuenta su estremecedora historia al lado de la señora Rosa, una anciana judía superviviente de Auschwitz, que acoge a los hijos de las prostitutas en su pensión clandestina en Belleville, suburbio parisino. Aquí malviven emigrantes ilegales y toda suerte de perdedores. Momo no tiene a nadie en el mundo y, cuando se entera de que la señora Rosa padece una enfermedad, intenta luchar contra la decrepitud que va consumiendo a la vieja prostituta, a pesar de los cuidados que le prodigan la señora Lola, un ex boxeador senegalés y el señor Walouma, un barrendero de Camerún. A través de la mirada de Momo, enfrentado prematuramente a la crudeza de la vida, el lector se sumerge en las reflexiones de un niño que habla de su mundo, del racismo, de la soledad y del miedo, con una rara mezcla de humor, ingenuidad y ternura. El resultado es de una notable grandeza humana y belleza literaria.
Superando con creces el rotundo éxito de Cometas en el cielo —más de seis millones de ejemplares vendidos en 30 idiomas— la segunda novela de Khaled Hosseini saltó de inmediato al primer puesto en todos los países donde se ha publicado. El libro cuenta la conmovedora historia de amistad entre dos mujeres afganas de orígenes muy dispares, cuyos destinos se entrelazan por obra del azar y de las convulsiones que ha sufrido Afganistán en los últimos 30 años. Hija ilegítima de un rico hombre de negocios, Mariam se cría con su madre en una modesta vivienda a las afueras de Herat. A los 15 años, su vida cambia drásticamente cuando su padre la envía a Kabul a casarse con Rashid, un hosco zapatero 30 años mayor que ella. Casi dos décadas más tarde, Rashid encuentra en las calles de Kabul a Laila, una joven de 15 años sin hogar. Cuando el zapatero le ofrece cobijo en su casa, que deberá compartir con Mariam, entre las dos mujeres se inicia una relación que acabará siendo tan profunda como la de dos hermanas, tan fuerte como la de madre e hija. Pese a la diferencia de edad y las distintas experiencias que la vida les ha deparado, la necesidad de afrontar las terribles circunstancias que las rodean —tanto de puertas adentro como en la calle, donde la violencia política asola el país—, hará que Mariam y Laila vayan forjando un vínculo indestructible que les otorgará la fuerza necesaria para superar el miedo y dar cabida a la esperanza.
Cuando Filippo Genuardi solicita una linea telefónica se enfrenta a un sinfín de trámites burocráticos y enredos que nos ofrece una visión a la vez cómica y realista de la sociedad siciliana del siglo XIX.
EL CAMINO de Miguel Delibes
Daniel el Mochuelo intuye a sus 11 años que su camino está en la aldea, junto a sus amigos, sus gentes y sus pájaros. Pero su padre quiere que vaya a la ciudad a estudiar el Bachillerato. A lo largo de la noche que precede a la partida, Daniel, insomne, con un nudo en la garganta, evocará las correrías con sus amigos -Roque el Moñigo y Germán el Tiñoso- a través de los campos, descubriendo el cielo y la tierra, y revivirá las andanzas de la gente sencilla de la aldea. La simpatía humana con que esa mirada infantil nos introduce en el pueblo, haciéndonos conocer toda una impresionante galería de tipos, y la fuerza con que, a través de rasgos frecuentemente caricaturescos, se nos presentan siempre netos y vivos, son los grandes aciertos de esta novela. El camino es, por su amalgama de nitidez realista, humor sutil, nostalgia contenida e irisación poética, no sólo una de las mejores novelas de Miguel Delibes, sino también, como señalara la crítica, una de las obras maestras de la narrativa contemporánea.
La búsqueda de la verdad como fuerza liberadora, como soporte ético imprescindible para sobrellevar el transcurso de una vida, está en el centro de esta novela magistral, que tras permanecer en el olvido durante más de 50 años fue rescatada por la prestigiosa editorial italiana Adelphi y se colocó rápidamente en el primer puesto de las listas de libros más vendidos de Italia. La tremenda exactitud de su prosa, apenas atemperada con un barniz de refinada melancolía, unida a la vigencia de sus propuestas morales, sitúa a Sándor Márai entre los grandes escritores europeos de este siglo. Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron elegantes veladas y cuyos salones decorados al estilo francés se llenaban de la música de Chopin, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño ya no existe, todo anuncia el final de una época. Dos hombres mayores, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan a cenar tras 40 años sin verse. Uno ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, el otro, en cambio, ha permanecido en su propiedad. Pero ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo imborrable de una mujer. La tensión aumenta, línea tras línea, hasta que se hace casi insoportable, pero la prosa continúa, implacable, precisa, fiel reflejo del empeño de los protagonistas por hurgar hasta en lo más recóndito de sus almas, allí donde se encuentran esas verdades cuyo descubrimiento provoca, al mismo tiempo, un insoslayable dolor y un incontenible impulso vital.
Marga, secretaria ideal, apuntó además estos otros:
Toru Watanabe, un ejecutivo de 37 años, escucha casualmente mientras aterriza en un aeropuerto europeo una vieja canción de los Beatles, y la música le hace retroceder a su juventud, al turbulento Tokio de finales de los 70. Recuerda, con una mezcla de melancolía y desasosiego, a la inestable y misteriosa Naoko, la novia de su mejor –y único– amigo de la adolescencia, Kizuki. El suicidio de éste les distancia durante un año hasta que se reencuentran en la universidad e inician una relación íntima; sin embargo, la frágil salud mental de Naoko se resiente y la internan en un centro de reposo. Al poco, Toru se enamora de Midori, una joven activa y resuelta. Indeciso, sumido en dudas y temores, experimenta el deslumbramiento y el desengaño allá donde todo parece cobrar sentido: el sexo, el amor y la muerte. La situación, para él, para los tres, se ha vuelto insostenible; ninguno parece capaz de alcanzar el delicado equilibrio entre las esperanzas juveniles y la necesidad de encontrar un lugar en el mundo. Con un fino sentido del humor, Murakami ha escrito el conmovedor relato de una educación sentimental, pero también de las pérdidas que implica toda maduración. Tokio blues supuso el reconocimiento definitivo del autor en su país, donde se convirtió en un best seller.
En plena II Guerra Mundial, la pequeña Liesel hallará su salvación en la lectura.
Una novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en adopción por su madre hasta el final de la guerra. Su nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y a través de los libros Rudy logra distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.
Una novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en adopción por su madre hasta el final de la guerra. Su nueva familia, gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y a través de los libros Rudy logra distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.
(Este lo recomiendo yo especialmente, no sólo por la temática y la manera en la que cuenta las cosas, desde el punto de vista de una niña, la edición también es preciosa, con ilustraciones y una maquetación esmerada)
Un día, en octubre de 1949, Helene Hanff, una joven escritora desconocida, envía una carta desde Nueva York a Marks & Co., la librería situada en el 84 de Charing Cross Road, en Londres. Apasionada, maniática, extravagante y muchas veces sin un duro, la señorita Hanff le reclama al librero Frank Doel volúmenes poco menos que inencontrables que apaciguarán su insaciable sed de descubrimientos. Veinte años más tarde, continúan escribiéndose, y la familiaridad se ha convertido en una intimidad casi amorosa. Esta correspondencia excéntrica y llena de encanto es una pequeña joya que evoca, con infinita delicadeza, el lugar que ocupan en nuestra vida los libros... y las librerías.
Una fría mañana de noviembre, tras un penoso viaje en barco, un anciano desembarca en un país que podría ser Francia, donde no conoce a nadie y cuya lengua ignora. El señor Linh huye de una guerra que ha acabado con su familia y destrozado su aldea. La guerra le ha robado todo menos a su nieta, un bebé llamado Sang Diu, que en su idioma significa «Mañana dulce», una niña tranquila que duerme siempre que el abuelo tararee su nana, la melodía que han cantado durante generaciones las mujeres de la familia. Instalado en un piso de acogida, el señor Linh sólo se preocupa por su nieta, su única razón de existir hasta que conoce al señor Bark, un hombre robusto y afable cuya mujer ha fallecido recientemente. Un afecto espontáneo surge entre estos dos solitarios que hablan distintas lenguas, pero que son capaces de comprenderse en silencio y a través de pequeños gestos. Ambos se encuentran regularmente en un banco del parque hasta que, una mañana, los servicios sociales conducen al señor Linh a un hospicio que no está autorizado a abandonar. El señor Linh consigue, sin embargo, escapar con Sang Diu y adentrarse en la ciudad desconocida, decidido a encontrar a su único amigo. Su coraje y determinación lo conducirán a un inesperado desenlace, profundamente conmovedor.
Dulce Chacón indaga en la memoria de un hombre que se resiste a las verdades a medias, y que con su familia será testigo y protagonista de una historia que discurre paralela entre amos y sirvientes. Cielos de barro arranca con la intriga de un asesinato, que será el hilo conductor de una narración cargada de odios y de venganzas, de opresiones y de sumisiones, pero también de pasión, de amor y de entrega. Como telón de fondo, el horror de la guerra y la posguerra, y una saga de vencedores y de vencidos, para los que no todos los cielos son iguales.
Un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de Ventas, encuentran en la dignidad y el coraje la única arma para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte.
Pocas novelas podemos calificar como imprescindibles. La voz dormida es una de ellas porque nos ayuda a bucear en el papel que las mujeres jugaron durante unos años decisivos para la historia de España. Relegadas al ámbito doméstico, decidieron asumir el protagonismo que la tradición les negaba para luchar por un mundo más justo. Unas en la retaguardia y las más osadas en la vanguardia armada de la guerrilla, donde dejaron la evidencia de su valentía y sacrificio.
7 comentarios:
Que bién, que de libros buenos. Yó hago especial hincapié en el autor Khaled Hosseini, cuando las lágrimas me permiten seguir leyendo, estoy acabando su libro " Cometas en el cielo" y es de lo mejor que he leído últimamente, muy recomendable, aunque muy triste
Hola otra vez. Se que no es el lugar adecuado, pero como no os funcionan los "últimos comentarios", lo coloco aquí, dónde espero que lo verán la mayoría-Ya están colgadas también las fotos que hizo Julia (están todas juntas, las suyas y las mías), visitadlas desde nuestro blog, hay unos primeros planos estupendos de todas. Espero comentarios.
Yo he puesto ya algunas arriba del nuestro, por ahora las de Ángela, las mías (4 ó 5 de cada) y las de Antonio, el marido de Pililebe. Poco a poco iré recopilando las demás.
Gracias, Maite
Me gusta mucho esta sección de libros, yo recomiendo especialmente el de Chesil Beach, de Iac McEwan. Soy Marga Cáceres la Rubia, y también estoy probando si puedo hacer comentarios (Cristina pregunté a Maite)
Marga, con esto queda demostrado que Maite es más blogmaster que yo. Creo que te vas a tener que poner un mote: Margaru (por rubia), Margaca (por Cáceres) o algo así, pa no tener que repetir siempre lo de "soy Marga Cáceres la Rubia"
Cris, vaya memorión. Perdona que no te haya pasado aún el libro de actas, ayer me fuí a Córdoba para defender a capa y espada que mi precioso sobrino recién nacido ha salido a mi familia (la verdad es que no me lo han puesto difícil, es Monge-Monge). En el cuadernito rojo también tenemos apuntados los siguientes libros, por si quieres meterlos en tu entrada:"La ladrona de libros"(creo que tú lo leíste hace unos meses), "Tokio Blues", "84 Charing Cross", "La nieta del Señor Linh" , "Cielos de barro" y "La voz dormida".
Margamo (de morena y monge) enhorabuena por tu sobri ¡menudos genes! va a ser el terror de la guardería.
Por los libros no te preocupes, en breve, cuando mires para arriba, los verás puestos.
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