PRÓLOGO_
Antes que nada pido permiso con retraso a Maite para robarle algunas de sus fotos para ilustrar nuestra entrada, debido al ya comentado cese fulminante de nuestra fotógrafa Pepa (exfotógrafa ya, a la que vemos en la foto despidiéndose de su cargo) a la que se le acabaron las pilas de Ikea de su cámara en tan esperado acto (sinceramente, sigo dudando si lo hace queriendo, dados sus reiterados esfuerzos en dejarnos sin fotos). Estoy a la espera de los reportajes que hicieron los solícitos maridos (metedle prisa), pero mientras tanto...
Queridas compañeras y amigas de Cáceres, para que veáis nuestras luces y nuestras sombras, nosotras mucho blog, pero tenemos un vacío imposible de llenar en cuanto al tema fotográfico...
9 h.
Todo el mundo en formación dejamos nuestras habitaciones para bajar a desayunar: 9 adultos, 3 adolescentes, 1 preadolescente y 7 niños, cada uno con una camiseta promocionando la candidatura de Cáceres 2016 (uno de los regalos que encontramos en nuestros cuartos) y hambrientos todos, se disponen a reponer fuerzas antes del maremágnum de emociones que nos esperan.
Todo el mundo en formación dejamos nuestras habitaciones para bajar a desayunar: 9 adultos, 3 adolescentes, 1 preadolescente y 7 niños, cada uno con una camiseta promocionando la candidatura de Cáceres 2016 (uno de los regalos que encontramos en nuestros cuartos) y hambrientos todos, se disponen a reponer fuerzas antes del maremágnum de emociones que nos esperan.
En el patio del hotel nos espera una mesa, en la que sólo caben 6, con tazas, jarras de leche y café junto con croasanes y tostadas de pan bimbo, que devoramos con alegría. Unos de pie y otros sentados, dándonos codazos para coger la mantequilla, tomamos a la ligera el desayuno y nos vamos en dirección a la Plaza Mayor, donde hemos quedado a las 10 para nuestra primera actividad pre-hermanamiento. Bajo la tutela de la Virgen de la Estrella nos encontramos con parte de las cacereñas, con las que vamos a hacer una visita al Casco Histórico.
10 h.
Con puntualidad británica impropia en nosotros llegamos a nuestra cita, donde ya nos esperan Maite, Bea, Marga y nuestra fantástica guía, Milagros. Nos presentamos unos a otros (besos por aquí, besos por allá, seguro que hubo algún beso repetido, en ese revoltijo que se formó).
La comitiva de Sevilla está formada por 24 personas humanas (bueno, algunas más que otras), a saber (pongo en amarillo a los maridos y en rojo a los niños): Marga (Agustín y Paula), Elena (Ramón, Lola y Pablo), Pepa (María y Pepe), Isabel, Ángela (Moisés y Moisés), Pililebe (Antonio y Pablo), Cristina (Eliseo, Miguel, Marta y Lucía), María y Rocío, las hijas adolescente de nuestras María Sur y Rocío-Julia-Carlota, mandadas por sus madres en avanzadilla.
Comienza la estupenda visita bajo el arco “biselado” de la Estrella, hecho con esta curiosa forma arquitectónica para que el noble Bernardino de Carvajal Moctezuma, que poseía un palacio cercano, no tuviera dificultad al pasar con su carro desde la plaza (la de chistes que se harían si en vez de Bernardino fuera Bernardina...).
Llegamos a la Casa de los Toledo-Moctezuma, exótico nombre para una exótica historia de mestizaje, la de esa india (mujer de ojos grandes, seguro), Isabel de Moctezuma (cuyo nombre real era Tecuichpo, que significa "copo de algodón"), hija del rey Moctezuma II, a la que violó Hernán Cortés y luego la casó, embarazada de su hija Leonor, con Juan Cano de Saavedra (menudo papelón jugó Juan Cano en la historia). Ella nunca estuvo en Cáceres, pero sí sus descendientes que la recordaron con ese estupendo palacio.
Seguimos la ruta hacia la Plaza de Santa María, pasando por la Casa de los Ovando, una de las pocas que sigue siendo ocupada por una familia, lanzo una pregunta al viento, queridas cacereñas salerosas ¿no habrá algún Ovando en edad de merecer para nuestras solitarias compañeras?, sería un estupendo local para Hoylibro, con un rinconcito de la torre nos conformamos, aunque esté desmochada.
Atendemos las esclarecedoras explicaciones de nuestra guía, Milagros, a la que mi querido esposo Eliseo, siempre solícito con el género femenino, aliviaba sus tensiones con un masajito en la nuca, mientras ella, muy natural, nos hablaba de matacanes, almenas y torreones desmochados por Isabel la Católica (menos mal que no soy celosa, si no... ¡le daba yo matacanes al golfín del Eli!).
La plaza, con la Concatedral a un lado y el Palacio Episcopal al otro, es un precioso espacio en el que puedes imaginarte la vida que lo ocupó, y parece que de un momento a otro aparecerá por una esquina un brioso caballero a lomos de su corcel (en vez de un hippie vendiendo collares, triste realidad).
Así, entre piedras y escudos nobiliarios, por un recodo de la calle llegamos a un precioso palacio con un balcón de esquina y una torre cilíndrica en la que ha crecido una higuera, es el Palacio de Carvajal, del que visitamos su patio y su jardín interior, en otro tiempo huerta. Está decorado con instalaciones de arte contemporáneo.
Volvemos a la plaza bajo la atenta mirada de San Pedro de Alcántara, escultura hecha por Pérez Comendador, que con un ojo mira hacia Santa María y con otro hacia la Plaza de los Golfines, llamada así por el Palacio de los Golfines de Abajo. Curioso palacio, en su torre se puede ver un balconcillo sin suelo, era para que los traviesos Golfines gamberrearan a sus anchas tirando aceite hirviendo a sus enemigos.
En la plaza de San Jorge admiramos el magnífico Convento y la Iglesia de la Compañía de Jesús, que hoy ha sustituido a sus jesuitas por las galerías que exponen sus obras en la feria de arte contemporáneo Foro Sur.
Así, entre piedras y escudos nobiliarios, por un recodo de la calle llegamos a un precioso palacio con un balcón de esquina y una torre cilíndrica en la que ha crecido una higuera, es el Palacio de Carvajal, del que visitamos su patio y su jardín interior, en otro tiempo huerta. Está decorado con instalaciones de arte contemporáneo.
Volvemos a la plaza bajo la atenta mirada de San Pedro de Alcántara, escultura hecha por Pérez Comendador, que con un ojo mira hacia Santa María y con otro hacia la Plaza de los Golfines, llamada así por el Palacio de los Golfines de Abajo. Curioso palacio, en su torre se puede ver un balconcillo sin suelo, era para que los traviesos Golfines gamberrearan a sus anchas tirando aceite hirviendo a sus enemigos.
En la plaza de San Jorge admiramos el magnífico Convento y la Iglesia de la Compañía de Jesús, que hoy ha sustituido a sus jesuitas por las galerías que exponen sus obras en la feria de arte contemporáneo Foro Sur.
Subimos por una calle-escalinata hasta la Torre de las Cigüeñas, la única que Isabel la Católica dejó sin desmochar, con sus almenas como símbolo del poder de esa familia, los Ovando-Mogollón (bonito nombre para una familia con mogollón de poder, insisto, cacereñas: ¿no podéis buscarnos a un heredero palaciego pa nuestras niñas?).
En la Plaza de las Veletas se encuentra la Casa de las Veletas o de los Aljibes, que alberga el Museo Provincial. Entramos para conocer su aljibe, construcción subterránea para almacenar el agua de la lluvia, sustentada por columnas y arcos de herradura, en el que los niños buscaban temerosos unos cocodrilos que alguien le dijo que vivían allí.
Ya, en retirada, bajamos por la Plaza de San Mateo, no sin antes deleitarnos con un precioso restaurante que ocupa el Palacio de los Sande o de los Plata, donde nuestras anfitrionas cenaron con Dulce Chacón, y que seguro que guardará su recuerdo entre las hiedras que ocultan su fachada.
En el Arco de Santa Ana nos encontramos con Pilar Bacas, invitada especial de este encuentro (más abrazos y más besos) y nos despedimos, no sin pena, de nuestros cónyuges y descendientes, que se iban a montar en burros en Malpartida de Cáceres. Lástima que no lleváramos unos pañuelitos de Cáceres 2016 para despedirlos como se merecían ellos, con lágrimas en los ojos, y que tuviéramos que aplacar la pena con el alcohol que vendría después.
Volvemos por el Adarve de Santa Ana (la s-30 del casco antiguo) hasta el Arco de la Estrella, para salir a la Plaza Mayor, donde se nos agrega otra de las sevillanas, Ángeles, a la que desde aquí agradezco su madrugón, que valió la pena para que disfrutáramos de su compañía.
La femenina procesión enfila la calle Pintores, para refrescar nuestras gargantas con la primera cervecita de la mañana en el Bar Adarve. Allí desatamos nuestras lenguas, nuestras ganas de conocernos y la furia del camarero, al que no le quedaba barra para atender a nadie.
Una vez que nuestra sed estuvo aplacada fuimos hacia la plaza de San Juan. Allí está la casa donde nació nuestra invitada, Pilar Bacas, y que inspiró su libro “El mirador de la plazuela: memorias de Felisa Leal” (su tía). Sin hacer caso de la inspiración literaria, la tienda de abalorios que ocupa el bajo nos llamó a gritos y entramos, en tropel, abandonando a nuestras anfitrionas para consumir como descosidas. Varios euros más tarde, con nuestras carteras bastante más ligeritas pero con más adornos y más monas, fuimos al encuentro de nuestras abandonadas cicerones, que esperaban ahogando su desconcierto en el bar del hotel Meliá, justo enfrente. Enseñamos nuestras compras para recibir los vistos buenos y de camino recrear nuestro ego con frases del tipo: “qué mono", "te queda estupendamente”, “a ver, enséñame los pollos que te has comprado” (¡¡los pollos!! ¡llamarle pollos a mis pendientes, qué ordinaria, cómo se nota que es de pueblo!!).
Allí se incorporaron tres sevillanas más: Rocío-Julia-Carlota, María del Mar y María Sur. También madrugadoras ellas y con las que se completaba el plantel de las sevillanas asistentes.
Y nos fuimos en dirección al restaurante elegido, pero eso ya es otro cantar... cantar que ha cantado Maite tan bien, que os he puesto aquí también el enlace pues ni Pavarotti podría mejorarlo.
EPÍLOGO_
Sólo quiero añadir que va a ser difícil superar la visita, menos mal que nos han dejado las cacereñas muchos meses de margen para pensar y organizar.
Inmejorable también el fin de fiesta, con dos mujeres de ojos grandes, Mary Paz (98 años) y Eugenia (76), que nos invitaron a entrar en sus vidas de la mano de Pilar Bacas. Su madre, Mary Paz, interpretando al piano "La Comparsita" ha puesto la banda sonora a este encuentro, y ha convertido ese tango en nuestro himno, sin ni siquiera saberlo. Siempre que lo escuche volverá a mi mente la imagen de esas manos y de esos ojos (¡los ojos dicen tanto cuando se saben mirar!), que han visto tantas historias y que en una tarde de mayo se convirtieron en parte de la nuestra. Qué bien elegido el himno, pena que nadie se arrancara y nos cantara:
Sin embargo
te llevo en el recuerdo
con el cariño santo
que tuve para amar.
Y sos en todas partes
pedazo de mi vida
una ilusión querida
que no podré olvidar.
17 mujeres en torno a un piano, 17 mujeres guiadas por el ritmo de unas manos que han amado, han vivido, han sufrido y que han marcado un sendero que nosotras ahora seguimos y que seguirán marcándolo, seguro. El sendero de las mujeres fuertes, vivas, aferradas a sacar la parte positiva de lo que le traiga el destino, pisando fuerte.
Pido perdón desde estas páginas a Pilar Bacas (una de cal y otra de arena) porque fui yo la que, con la emoción, dejó el bolso sobre el sonotone de su madre. Tengo que confesarlo a pesar de la vergüenza que me causa reconocerlo públicamente.
En resumen, gracias a todas, pero especialmente a las que más han contribuido a que este encuentro, esta ilusión tantas veces barajada virtualmente, sea hoy una realidad, a las que han invertido horas de su tiempo, del poco tiempo que tenemos todas, en preparar tantas cosas que han hecho que todo salga como la seda, tantas energías invertidas para unas perfectas desconocidas es un mérito increíble y espero que se haya visto recompensado también por vuestra parte.
No es fácil que 11 mujeres, 9 hombres y tantos niños (tantos que he perdido la cuenta hasta yo), cada uno de su padre y de su madre nunca mejor dicho, coincidan en su veredicto, que no tengan ni una queja, que vengan encantados de este hermanamiento, que se hayan sentido acogidos con ese calor que desprende el cariño de las cosas bien hechas. En nombre de ellos, nuestros apéndices, os doy también las gracias. No sólo no es fácil, sino que eso es muy difícil que pase. Los hoteles perfectos, la visita genial, los regalos, tantos que vamos a tener que pedir días de vacaciones para ver todo lo que nos traemos, hasta el tiempo, al que teníamos tanto miedo, nos dió el margen preciso, y tan sólo sirvió la lluvia para limpiar el niágara de pipis de las calles por las que teníamos que pasar. Más no se puede pedir.
Han sido unos días inolvidables. Ya lo he dicho, pero las cosas buenas se deben repetir. El encuentro ha superado nuestras expectativas. No nos hemos encontrado con unas desconocidas, sino que nos hemos reencontrado con unas amigas, de esas que a pesar de la distancia siempre están cerca del corazón. De las buenas.
236 kilómetros nos separan pero dos blogs nos unen más que nunca.
8 comentarios:
¡ Lo de rendirse lo dirás para confundir al personal!, Dos larguísimas entradas, (con varias fotos robadas, pero pasaré eso por alto), todos los nombres.....¡Que energía!. Si que estoy apabullada Pililebe, al menos yo.
Mas abrazos y besos.
Una vez más gracias Cristina has convertido mi lunes en sabado y he estado en Caceres, en sus calles, he escuchado el piano y sigue aumentando mi admiración y agradecimiento por tí.
María Norte, que sepas que te hemos echado de menos, hubieras disfrutado más que ninguna con nuestras nuevas amigas. Pero bueno, te queda la revancha!!
Quiero escribir algo y no puedo,qué nudo en la garganta, y los dedos agarrotados,.. ya está todo dicho y aun así me repito, GRACIAS por venir y por ser como sois todas!!! Más besos
Debido a que no pude estar en ese encuentro tan maravilloso que cuenta Maite (CC) por si hay otra en el grupo que no recuerdo todos sus nombres me presento desde aquí y quiero daros la bienvenida aunque virtualmente.
Soy Verónica y creo que alguna de vosotras me conoce, todavía me da más rabia el no haber estado. Parece ser que su marido, neumólogo como el mío, ha trabajado en Mérida y por tanto es fácil que hayamos coincidido alguna vez.
Ya tengo en mi agenda la visita a Sevilla, espero que con esta vida tan agetreada que llevo y otros menesteres familiares, no me la estropeen.
Espero que Cáceres os haya acogido con cariño y no hayais podido visitar todo para que se repita la visita y yo pueda disfrutar de ella.
Seguiremos presentes en este blog y a leer chicas.
Un beso muy fuerte para todas.
Ole mi niña, ole mi niñaaaaaaaaa, qué desparpajo, qué desperpajo ha desarrollaooooo. Si la tuvieraaaa, akí más cerkaaaaa, un arrechucho, un arrechucho se llevaría muuuuu bieeen daooooo (letra: Pililebe. Música: jota mañica elegida de forma neutral pa no causar malestar entre nadie) Ahora, si alguien le quiere poner música más "eurovisiva" pos ke se vaya al Chiquilicuatre y a kada frase d mi maravillosa letra le ponga un numerito y un "perrea, perrea" detrás. Ayyyyyyyy, ke orguyosa stoyyyyyy
Verónica, la del marido neumólogo es María del Mar (ella para poco por estos lares, pero ya se enterará) eso de los maridos une mucho.
Cristinita: además de blogmaster y presidenta, te vamos a tener que nombrar portavoz oficial del grupo ¡Qué barbaridad, como te expresas!
He dejado una entrada en el blog de Cáceres, pero ya no me atrevo a escribir más porque habéis puesto el listón muy alto (os pongo un 10 en expresión escrita). Gracias de nuevo
Hola, VERÓNICA: Mi marido es Juan Fran, estuvo trabajando en Mérida siete años y durante ese tiempo fue compañero de Germán y Galo. Hemos coincidido alguna vez en algún que otro Congreso y en el campo, en Esparragalejo (creo recordar que se llama así). Fue un lástima no coincidir; además, como habrás podido leer, lo pasamos muy bien (siempre me llevo buenos recuerdos de extremadura). Así que espero verte en el próximo encuentro en Sevilla. Por cierto, mi marido manda recuerdos para el tuyo.
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